Nuestra dolorosa historia

Vaivén

Cuando sales por la puerta
pienso que no vuelves nunca.
Y si no te agarro fuerte
siento que será mi culpa.

La cueva se sentía aún más cómoda que mi propia cama. Sasuke no quería que me acostara encima de las piedras así que estaba sobre él, con mi cabeza apoyada en su pecho. Ni siquiera vi la necesidad de ponerme algo de ropa, en cambio él solo se puso sus raros pantalones.

Mi cuerpo estaba tan cansado como después del peor entrenamiento, cualquier esfuerzo extra y colapsaría. Aunque intentara moverme mi mente ya estaba más dormida que despierta. Me habían advertido sobre los poderes de la marca de maldición, y yo pude ver un poco en los exámenes chonin. Pero jamás me imagine que pudiera estar tres horas activada, ni siquiera yo tenía tal manejo de chakra.

-Yo aún puedo seguir, claro si tu gustas- aunque no podía ver su rostro sabía perfectamente la sonrisa egocéntrica con la que dijo la frase.

-Cuando nos encontramos en el bosque pensé que me querrías matar, pero no de placer-

Esperaba su contestación burlona de siempre, pero en su lugar un incómodo silencio nos inundó. Tal vez mencionar un asesinato en estas circunstancias no fue la mejor opción.

-¿En verdad me crees capaz de lastimarte?-

-Lastimaste a Naruto con el chidori el día que te encontramos en la guarida de Orochimaru, y si yo me hubiera acercado un poco más, probablemente ahorita estaría en el hospital-

-Pero dime ¿te hice un solo rasguño Sakura?- el enojo era evidente en su tono de voz.

-No...-

-¿Y en el bosque? ¿La cueva? ¿Acaso en algún momento te he hecho daño? ¿Te he obligado a algo?-

Un nudo se formó en mi estómago, Naruto y yo siempre hemos defendido a Sasuke, odiamos cuando cualquier se atreve a hablar mal de él. Jamás lo juzgamos por sus desiciones, al contrario lo entendíamos aunque no estuviéramos de acuerdo. No obstante, al parecer tantos comentarios de una forma tan continua logró que yo misma distorsionara la imagen que tenía sobre él.

-No Sasuke, pero sí a Naruto- noté como sus músculos se tensaron.

-¿Otra vez Naruto? ¿Desde cuándo se hicieron tan cercanos?- él trataba de disimular el enojo en su voz, pero era imposible.

-Desde que nos abandonaste-

-Sakura... yo lamento si te herí esa noche, si rompí mi promesa pero te expliqué mis razones, yo no podía ni puedo seguir con ustedes. Pero por lo menos creí que tú seguías sabiendo quién soy-

-Bueno es que no hemos convivido los últimos años, no sé nada de ti... no sé cuánto has cambiado- No podía evitar expresarle mis dudas, además no sabía si iba a tener otra oportunidad como está.

-Que irónico, yo en este momento siento como si no hubiera pasado ni una semana de haberte visto. Siento lo mismo que hace cuatro años en mi habitación abrazándote-

Tantos años de enojo, la incertidumbre de si estaba vivo o muerto, el dolor al saber cómo había tratado a Naruto, el que me rechazara, parecía que todo eso ya no tenía importancia. Comprendí que él podría querer regresar a la aldea en este instante y todo el equipo 7 lo recibiríamos con los brazos abiertos. Me acerqué a su rostro y le di un pequeño beso en los labios, quería quedarme aquí para siempre. Como de costumbre él tomó el control del beso, solo podía concentrarme en lo feliz que era en ese momento.