part 1

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     La época de otoño se hacía presente, el frío viento movía mis castaños cabellos a todas direcciones, estaba ya cansado de eso.
Caminar todos los días para la escuela era agotador, ¿pagar bus? no era una opción cuando mi madre me obligaba a salir de casa una hora antes que la escuela fuera abierta. Caminaba a paso de tortuga pero cuando el clima no me ayudaba del todo prefería esperar un bus o simplemente correr hasta llegar a mi horrible destino, o ya no tan horrible desde la llegada del maestro Jeon.

     ¿Cómo describir la llegada del maestro Jeon a mi vida? A un año de acabar la escuela con aquella cara larga que tenía, mi rostro y la manera de ver la escuela cambió por completo por su llegada.

     Un hombre hermoso que me cautivó al primer día, quería tomarlo del rostro y estampar mis labios con los carnosos suyos, escuchar su voz ronca entre lamentos y gemidos, verlo sin usar esas aburridas prendas que a decir verdad encajaban tan bien con su delgado y bonito cuerpo; lo sé, la primera vez que lo vi fui un poco lascivo, pero no me culpo, soy un adolescente hormonal aún y estoy seguro que el maestro Jeon sienta esa misma tensión sexual cuando estamos en el mismo espacio.

     Yo soy un chico torpe, no hay día en el que cause algún accidente y sea castigado por esto o simplemente recibir gritos o risas de mis compañeros, aunque sí, los castigos eran por parte de mi madre más que todo.

     Y este día, martes de un frío octubre, no era la excepción. Llegué a la escuela media hora de lo que acostumbraba a llegar, me arrepentía tanto de olvidar colocar la alarma en mi teléfono para el día siguiente, me levanté como pude e hice toda mi rutina en tiempo récord. Mi madre ni se molestó en prepararme el desayuno, a modo de castigo por haber despertado tarde.
Comí solo una manzana mientras corría hasta la escuela.

     Al llegar tropecé con uno de los escalones tras haber tomado las escaleras hacía el segundo piso, no podía darme el lujo de tomar el elevador cuando mi tiempo se estaba acabando tan rápido.

Cuándo llegué justo al frente de mi salón de clases, suspiré con alivio al ver que el maestro de historia no había llegado aún y sin preocupaciones tomé la perilla de la puerta, abriendo esta y entrando como si nada hubiese ocurrido, las miradas cayeron sobre mí.

     Cerré la puerta con fuerza, o eso intenté ya que algo me impedía hacerlo, volteé rápidamente con el ceño fruncido pero me sorprendí al ver unos dedos totalmente rojos y posiblemente goteando sangre sostener fuertemente el borde de la puerta.

     La roja sangre escurría sin parar, cayendo al suelo en gran cantidad. Me exalte de inmediato al notarlo y abrí por completo la puerta, mis ojos cayeron sobre el rostro del herido. Mi corazón dio un salto y podía sentir la muerte cerca.

     Sus ojos estaban llenos de lágrimas, sus mejillas rojas así como sus orejas, mordía con fuerza su labio inferior, mantenía su puño cerrado y su mano herida estaba a un costado de su cuerpo, temblando exageradamente.

     Y maldición, me odiaba en ese momento por ser un jodido idiota, había lastimado al maestro Jeon. Mi corazón dolía al verlo aguantar todo el dolor, su rostro lo reflejaba bien, pero estaba seguro que el dolor en mi pecho no se comparaba a su, ahora, hinchada mano.
Todos estaban en silencio, nadie se atrevió a mover un solo dedo y yo me encontraba en las mismas.

—M-maestro...—Fueron las únicas palabras que salieron de mi boca y las cuáles solo pude mencionar ya que la puerta fue cerrada con brutalidad justo en mi rostro, por suerte no me encontraba tan cerca de este o terminaría con la nariz adolorida.

     Sentí una mano en mi hombro y volteo a ver quién era.

     Seokmin me veía con un rostro sorprendido, podía sentir por su mirada que estaba en graves problemas y se apiadaba de mi condición, no eran necesarias las palabras para saberlo con exactitud.

ʜᴀɴᴅᴡʀɪᴛᴛᴇɴ - ᴍᴇᴀɴɪᴇ ᴀᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora