part 3

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     Y así fue durante una semana completa el maestro Jeon necesitaba de mi ayuda, cuando las clases daban por finalizadas ambos nos dirigíamos a su casa, yo escribía lo que él me indicaba, el maestro Jeon solo me veía sentado a unos cuantos pasos de mí, él nunca quitaba su mirada sobre mí, me hacía sentir nervioso, tan nervioso que podía sentir las palmas de mis manos humedecer el bolígrafo.

—¿Haz tenido novias, Mingyu?

     Esa pregunta, la primera vez que el maestro Jeon hablaba de algo que no fuera relacionado a la escuela.
Dejé por un momento lo que hacía para verlo con atención y responder sin titubear.

—Unas cuantas, maestro Jeon.

     Él alargó un suave "Oh", dio un sorbo a su café y se levantó de su asiento.

—¿Unas cuantas? No me sorprende, eres un chico muy apuesto—Comentó acercándose a mí, se inclinó a mi lado y leyó lo que escribía—. Me gusta tanto tu letra, a pesar de ser zurdo, tienes linda caligrafía.

     Mi rostro y el suyo estaban a centímetros, la holgada camisa que llevaba con los primeros dos botones abiertos me dejaba ver mas allá que su clavícula y por más que tratara de desviar mi mirada, mis ojos cayeron directamente a su banco pecho, sus lindos y respingados pezones me eran tan apetecibles, como si me pudieran a gritos ser lamidos hasta dejarlos hinchados y enrojecidos.

—Nuevamente estas en la luna. ¿Es común de ti perderte en tus pensamientos?—Volteé con el rostro enrojecido tras ser descubierto, tomé el bolígrafo y comencé a escribir nuevamente a la vez que me disculpaba por mi comportamiento—. Para, no me digas más así, estamos fuera de la escuela y sinceramente no me gustan las formalidades cuando conozco bien a las personas. Llámame Wonwoo y si no puedes por lo menos dime hyung, pero para ya con eso, me haces sentir como si te estuviera encarcelando aquí en contra de tu voluntad.

—Lo siento... Wonwoo-hyung—Respondí torpemente, pase una de mis manos por mi cabello. No podía evitar que al decir su nombre una corriente de electricidad recorriera mi cuerpo de pues a cabeza, se sentía tan bien llamarlo por su nombre además su nombre encajaba tan bien con él, me encantaba, Jeon Wonwoo me encantaba.

(...)

Mi madre sabía muy bien dónde pasaba las tardes luego de clases y no le molestaba en lo absoluto, es más, un día de enojo intenso ella me reclamó que podía quedarme a dormir en casa de mi maestro, no necesitaba de mi presencia en casa.

Mi relación con mi madre nunca fue la mejor que digamos, posiblemente el estrés de su trabajo la hacía explotar y todo recaía sobre mí, no me quejaba, en ningún momento le respondí mal, era comprensible pero tampoco tenía que rebajarme a sus comentarios hirientes, podía ser feliz cuando papá llegaba para llevarme a su casa por unos cuantos días, disfrutaba más con él a decir verdad.

—¿Me estas diciendo que el maestro Jeon te pidió escribir toda la mierda que nos enseña? Ahora comprendo porque llegabas a clases quejandote que tu mano dolía, y yo pensaba que tenías un serio problema psicológico, sabía que no serias tan degenerado como para hacerlo todos los días.

Seokmin y yo nos encontrábamos en hora del almuerzo, después de dos semanas finalmente le conté la verdad, y es que no podía ocultarlo más, necesitaba presumir de Wonwoo con alguien.

—Sí, bueno, se la debía tras haber jodido su mano, no puede escribir ahora y aún mantiene los vendajes—Hablé, miraba mi bandeja de comida, no tenía apetito así que jugueteé un poco con la comida—. De alguna u otra manera tenía que remediarlo, no podía dejarlo así, ¿qué si en un futuro muy cercano me hacía reprobar su clase?

—Tienes razón. Y dime, ¿cómo es su casa? Escuché que por ser el maestro mas joven y ágil de la escuela recibe buen salario, además que piensan ascenderlo para ser supervisor de la escuela.—Me encogí de hombros son importancia.

—Es un maldito anciano de setenta años atrapado en el cuerpo de un adulto joven de treinta años—Seokmin alargó una carcajada tras escucharme, me incliné a él para cubrir su boca donde las risas salían escandalosas—. Cállate, tu risa es molesta.

—Lo siento pero... ¿es enserio?

—Sí, maldición, ni siquiera tiene un computador, bueno, no tiene uno decente, al momento que entras es como si hubieses regresado cien mil años atrás—En ese momento recordé la vez que creía no tenía un teléfono celular y comenté sonriendo—. Creí que estaba alejado de toda la sociedad hasta que descubrí que tenía un teléfono último modelo, fue como encontrar oro entre tanta tierra y basura.

—Sorprendente, el maestro Jeon es sorprendente.

—Lo es, pero realmente me gusta.—Suspiré.

ʜᴀɴᴅᴡʀɪᴛᴛᴇɴ - ᴍᴇᴀɴɪᴇ ᴀᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora