18. Azotea

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El domingo está siendo un día tranquilo. Hemos estado todo el día en casa, en la cama, follando, charlando, mirándonos, abrazándonos. Después del mal sabor de boca con mis amigos, Cris quería que tomáramos algo con los suyos, pero se habían pegado una buena fiesta ayer y estaban de resaca, así que ninguno ha dicho que sí. Me sabe mal que encima de haberse perdido esa fiesta no hubiera estado a gusto anoche.

Le digo que lo siento pero que tengo que avanzar un poco con un trabajo de la uni y que para eso he llevado el material allí. Ella saca sus apuntes, pero ni los mira. En su lugar mira atentamente cómo dibujo. Acabo dejando lo que estoy haciendo para dibujarla a ella, así que ahora la tengo que mirar yo mientras lo hago. Se pone rojísima y yo me río. Estoy tapando el dibujo para que no lo vea.

-Oye, ¡pero déjame verlo!

-Ni un pedo, la obra no se enseña hasta que no esté terminada. -Se hace la enfadada hasta que termino el dibujo, lo arranco de la libreta y se lo doy.

-Joder... Dibujas genial. -Deja el dibujo en la mesa y se sienta encima de mí, abrazándome y besándome toda la cara. Sonrío.

-Oye... Que no me dejas avanzar con esto...- le digo, señalando lo de la uni.

-Vaaaale... Pero luego me voy a pegar a ti como una lapa. - nos reímos. Después se pone con sus apuntes y consigo concentrarme. Tras un rato me fijo en una de sus estanterías. Está llena de libros, sobre todo de poesía.

-Oye, tienes muchos libros de poesía ¿no? -asiente.-Me encanta Baudelaire -Lo digo mientras cojo el libro Las flores del mal.

-Es de mis favoritos. - sonríe mientras yo ojeo el libro. Su sonrisa me vuelve loca. Dejo el libro y empiezo a besarla mientras mis manos van directas a una parte de su cuerpo concreta, dentro de su pantalón.

-Pero si estás empapada...

-Llevo así desde que has empezado a dibujar... Por algo no me concentraba en mis apuntes. -Se ríe- Me pones mucho, Joana.

Joder. Quería comerla entera. Empiezo a besarle el cuello, pero me frena.

-Espera... Te quiero enseñar una cosa antes de que anochezca.

-Pero hay tiempo... Voy a hacer que te corras en nada- Le digo al oído, mientras mi mano vuelve a su entrepierna. Empieza a jadear.

-Joder, Joana... 

La empotro de espaldas a la pared. Una de mis manos va a uno de sus pechos, mientras con la otra introduzco uno de mis dedos. Luego otro. No para de gemir y me encanta. Le muerdo la oreja, luego el cuello. Gira su cara para comerme la boca hasta que la aparta solo unos milímetros, mientras le tiemblan las piernas y su vagina se contrae. Cuando llega al orgasmo paro, aunque si fuera por mí hubiera seguido.

-Buff...

-¿Qué?

-El sexo contigo es la hostia.

Me río.

-Qué te pensabas, ¿que iba a ser peor?

-Espero estar a la altura...

-Luego me lo demuestras. -le guiño un ojo-¿Qué querías enseñarme?

Voy al baño a lavarme las manos. Cuando cierro el grifo Cris está detrás de mí. Me tapa los ojos con un pañuelo suyo. 

-¿Pero qué haces? Creía que me mostrarías algo, no que me ibas a dejar ciega.

-No seas idiota. Vamos.

Caminamos lento mientras me guía paso a paso. Estamos subiendo unas escaleras, las de su edificio, supongo. Después de unos cuantos pisos me quita el pañuelo. Estamos en la azotea del edificio y se está poniendo el sol. La luz me deslumbra.

-Joder, qué pasada. ¿Y esto?

-Pueeees... Es como "mi sitio". Cuando estoy rayada vengo aquí. Y bueno, también he dado unas buenas fiestas, las mejores de Madrid. -Me dice, haciéndose la presumida y riéndose.- Tú siempre me llevas a sitios especiales para ti. Pues este es mi sitio especial.

Me quedo sin palabras. La beso y la abrazo. La miro.

-Oye, ¿y el colgante este que llevas siempre? - Coge mi colgante y lo examina.

-Lo tengo desde que lo dejé con Eloy. Me lo regalaron mis amigos. Es muy importante para mí. Como a partir de entonces empecé a mejorar con el TLP...

-Te recuerda que las cosas pueden ir a mejor, ¿no? ¿O me estoy colando?

-No, no. - La beso. Y entonces le digo sin pensar las dos palabras que llevaba tiempo queriendo decirle.

-Te quiero.- Me quito el colgante y se lo doy.

-¿En serio? No, Joana... No puedo aceptarlo.-Me lo devuelve. Me duele el pecho, o quizás es el corazón.
-¿Por qué no? ¿No me querés? ¿Me vas a dejar?

-No he dicho eso...

-Es que lo sabía, sos una cagona de mierda, como Eloy.

Me voy de la puta azotea. Que le jodan.

Croana en la universidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora