21. Las flores del mal

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Ha pasado más de una semana desde la última vez que vi a Joana. No había dejado de pensar en ella, pero necesitaba reflexionar. Sentía que no podía hacer nada de forma precipitada y tenía que estar muy segura. Salgo de la facultad y está en la puerta, esperando de pie.

J: Hola.

C: Hola, ¿qué haces aquí?

J: Busqué el horario de tu clase.

Evito el contacto visual y mi mirada se dirige al suelo.

J: Lo siento. Perdóname. Siento haberme ido así de tu casa.

C: Vamos al parque.

La cojo de la mano y caminamos hasta el parque del estanque.

J: Cris... A veces hago cosas de las que luego me arrepiento...

C: El TLP, ¿no?

J: Sí...

C: ¿Y qué es lo peor que has hecho?

J: Eso no te lo digo, que sales corriendo.

C: Joana, yo no me voy a ir corriendo. Pero necesito saberlo, necesito conocer la enfermedad, para no sorprenderme cuando ocurra algo, para saber gestionarlo.

Joana se contiene las lágrimas.

J: Mañana tengo terapia. Podés venir conmigo.

C: Vale.

J: ¿Vale?

C: Que sí, que yo no me voy a ir. Que quiero estar contigo.

Joana está a punto de llorar.

C: Mira... Yo también había buscado el horario de tu clase, porque quería darte esto.

Saco de la mochila un regalo. Lo coge y le quita el envoltorio. Es Las flores del mal.

-Pero si ya lo tengo.

-Pero este no, ábrelo.

Ve que en la primera página le he escrito "Te quiero"  y sonríe.

-Mira la última página ...

Lee lo que le he escrito para sí. Menos mal, lo llega a leer en voz alta y me pongo como un tomate, si es que no lo estoy ya.

-Pero esto no es de Baudelaire, ¿no?

-Claro que no. Es mío. Y habla de ti.

Se acerca y me abraza más fuerte que nunca. Le doy un beso.

C: Te quiero.

Me vuelve a abrazar.

J: Y yo a ti. Gracias.

Croana en la universidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora