5. Sábado

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¿Por qué narices me pareció buena idea acoplar a Joana al grupo? Nos habíamos pasado la noche anterior tonteando, primero por Instagram, luego por WhatsApp. Ahora tendría que disimular delante de todos las ganas que tenía de liarme con ella...

Llego a la parada de metro donde había quedado con Joana. El resto ya están en el garito porque, como siempre, he llegado tarde.

C: Hola

Joana me mira de arriba a abajo y suelta :

J: Joder...

C: ¿Qué pasa?

J: nada, nada -sonríe- Estás muy guapa, como siempre.

Me río pero no le digo nada.

Cuando llegamos les presento a todos y vamos a pedir. Yo me pido un cubata y ella una cerve. La verdad es que la música está tan alta que no se puede ni hablar. Primero bailamos y hacemos un poco el mongol con estos, hasta que acabamos "bailando" algo apartadas del grupo. Bailando entre comillas, porque la música que pinchan es un techno no muy bailable, al menos para mí. Echo de menos la música de los sitios a los que vamos siempre.

J: ¿Salimos fuera?

C: Sí, por favor.

Salimos afuera y nos sentamos en un banco que hay frente a la puerta del bar.

J: Me estaba agobiando un poco ahí dentro, la música, tanta gente, el calor...

C: La verdad que yo un poco también.

Joana me mira fijamente y sonríe. Lleva así unos cuantos minutos. Me pone nerviosa, pero al mismo tiempo me gusta que lo haga. Mantenemos una especie de tensión que no se acaba de resolver, aunque no me resulta incómodo, y justo entonces oímos una voz grave.

E: ¿Joana?

J: Hostia... Eloy... Eh, hola, ¿qué haces acá?

E: Estoy con unas amigas.

J: Ah, bueno, pues pásatelo bien con tus amigas- le respondió, molesta.

E: Joder... Lo siento.

J: Ya.

E: Bueno... Espero que estés bien, ya nos vemos...

J: Chao.

He notado la incomodidad de la conversación y la expresión de Joana ha cambiado por completo. La cara del chico me suena, creo que he visto alguna foto de Joana con él en su Instagram. Joana está como temblando y no deja de mover las manos de forma nerviosa.

C: Oye, ¿estás bien?

Le cojo las manos de forma impulsiva, le sudan.

Joana: Eh sí, más o menos, perdona.

Nos soltamos las manos. Ella me sonríe, aunque sigue teniendo mala cara.

C: ¿Quién es ese pavo?

J: Mi ex.

C: Ah... Vaya... ¿Y ahora estás con alguien?

Se lo pregunto para que se olvide de lo de Eloy y se relaje, pero también porque me interesa la respuesta.

J: ¿Si salgo con alguien ahora? No, no...

Nos quedamos un rato en silencio.

C: Yo tampoco estoy saliendo con nadie... -Me atrevo a decir.

J: Che, perdona, pero creo que me voy a casa.

C: ¿Ya??

J: Sí, sí, me voy.

C: Bueno, espera, voy contigo, te acompaño al metro.

J: Como quieras, pero no hace falta..

C: Si es que estoy por irme yo también, que la música es una mierda. Va, vamos, les aviso a estos por WhatsApp y ya está.

J: ¿Segura?

C: Sí, sí, vamos.

J: Que no quiero que te vayas por mí, eh...

C: Qué egocéntrica -risas- vamos, anda.

Vamos en silencio. Su parada queda más lejos que la mía, aunque yo luego tengo que caminar un cacho. Ya dentro del tren de pronto apoya su cabeza en mi hombro. No me lo esperaba. La noto cansada.

C: Oye, que si estás mal te acompaño a tu casa.

J: ¿Y luego vuelves sola para la tuya? No, no, ni de coña.

C: No me importa.

J: Quédate a dormir en mi casa.

C: ¿Qué?

J: Si quieres... Bueno, que no me conoces de nada...

C: En verdad no es mala idea, veo más peligroso el camino del metro a mi casa, que hay un cacho, que dormir en la tuya.

J: Ah, ¿sí? ¿Y cómo sabes que yo no soy peligrosa?

Se ha incorporado antes de decir eso y me está mirando a los labios con una sonrisa pícara. Parece haberse calmado con mi compañía y mi conversación. Me alegro por ello y no me lo pienso más. Me lanzo y le doy un beso. Es un beso corto, pero ya habrá tiempo para más. Nos sonreímos. Después cojo el móvil y le envío un WhatsApp a mi madre diciéndole que esta noche me quedo a dormir en casa de Eva; le mando otro a Eva diciéndole que me quedo a dormir en casa de Joana. 

Croana en la universidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora