23. Irene

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Es sábado. Desde el jueves no he vuelto a ver a Joana. He quedado por la tarde en su casa, después, por la noche, veré a mis amigos. Llego a su casa, sus padres no están y me abre ella. Nos besamos y vamos para su habitación. Veo una guitarra  encima de su cama.

-No sabía que tocaras la guitarra.

-Yo tampoco sabía que tú escribieras poemas... Hay muchas cosas que aún no sabes de mi...

-¿Como qué?

-Como que estaba componiendo una canción sobre ti.

Sonríe mientras empieza a tocar unos acordes. Después empieza a cantar:

Cute bitch with the long blonde hair

Looks so good in her underwear...

Sigue cantando. Se me cae la baba. Me hipnotiza.
Para y se ríe ante mi cara de imbécil.

-¿Yo te escribo poemas bonitos y tú me llamas Cute bitch?

-Pero es cariñoso...

-Ya, claro... Si solo me quieres porque estoy buena en ropa interior.

-¿Sabes? Me gustas más sin ella

-Pues quítamela, ¿no?

Aparta la guitarra, me besa y empieza a desnudarme. Sus manos bajan por mi espalda.

-Me pones mazo cuando cantas...- le digo al oído. Le quito la camiseta. Sus manos ya están en mi culo. No lleva sujetador y empiezo a besarle el cuello. La empujo contra la cama. Me quito los pantalones.

- A ti también te sobran, ¿no? - Le digo, desabrochándole el botón del pantalón. Me ayuda a deshacerme de ellos. Meto mi lengua en su boca, le muerdo el labio y luego mi boca se dirige a sus pechos. Mientras tanto mi muslo se restriega contra su entrepierna. Noto la humedad en sus bragas. Voy rápido porque estoy cachondísima. Ella ya empieza a gemir.

J: Joder, Irene...

Me paro. Me aparto. No me lo puedo creer.

C: ¿Cómo?
J: ¿Qué pasa?
C: Que qué has dicho.
J: Eh... No sé. -No me jodas, Joana, pienso.

C: Joana... Me has llamado Irene.

J: ¿Qué? Qué dices.

C: No, si encima oigo cosas. Mira, tía. Ya lo dejamos pa otro día, si eso. Me voy que he quedado con estos.

Me visto.

J: Pero si quedaste a las ocho y son las seis.

C: Joana... Que estábamos follando y me has llamado por el nombre de tu ex.

J: No es mi ex.

C: Mira, es que me da igual lo que sea. Paso. 

J: Cris, espera, lo siento... Se me fue, ni me di cuenta.

No sé ni qué decirle. 

J: No te vayas... - Me abraza por detrás.

C: Es que, tronca...-quito sus brazos de mí mientras me giro hacia ella - No lo entiendo.

J: ¿Qué no entendés?

C: ¿Ha pasado algo más entre Irene y tú? Porque en realidad desde que conocí a tus amiguitos no hemos vuelto a hablar del tema.

J: Cris, ¿No confías en mí?

Odiaba los celos, odiaba tenerlos tanto como que los tuvieran por mí.
C: Buf... -Pongo los ojos en blanco- No has respondido a mi pregunta. ¿Ha pasado algo más entre Irene y tú?

J: No.

C: Joana...

J: Joder, qué no. Ella lo sigue intentando, pero no. Nunca te haría algo así.

Estoy de los nervios. No sé qué hacer. Por un momento recuerdo su enfermedad y me pregunto cómo hace para estar tan tranquila, o aparentarlo.

J: ¿No me crees?

C: Sí te creo...
Me siento en la cama y la ansiedad hace que me eche a llorar. Mierda.
-Amor... -Me acaricia la pierna. Creo que es la primera vez que me llama así.- Lo siento. Joder, no paro de cagarla. De verdad que no sé por qué dije su nombre.

-¿Estabas pensando en ella?

-¿Antes? No, joder, no.

-Tenemos que hablar, aunque me va a dar un puto infarto.

-Hablamos de lo que quieras. Solo quiero que estés bien.

-¿Hablaste con ellos sobre mí como habías dicho?

-No...

-¿Por qué no?

-Yo qué sé... No surgió y no sabía cómo sacar yo el tema.

-Joana, me dijiste que lo harías.

-Pero, a ver... Con Irene sí he hablado. O sea, le dije que yo soy feliz contigo y que tiene que dejar de comportarse como una pelotuda.

-¿Y qué dijo?

-Que lo sentía, que estaba borracha.

-Ya... ¿Y nunca se va a disculpar conmigo?

Ahora noto a Joana más nerviosa. Mueve las manos sin parar. No quiero que le dé una crisis por mi culpa.

-Mira, igual es mejor darnos un tiempo.

-¿Un tiempo?

La verdad es que ha sonado más dramático de lo que quería.

-Me refiero a que yo ahora me voy y ya hablamos otro día, cuando esté todo más calmado. 

-Vale...

Salgo de la habitación en dirección a la puerta del piso. Viene detrás. En el salón me para tirándome ligeramente de la mano.

-Cris... Jamás te pondría los cuernos.

-Vale.

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Son las 20:45.

Estamos en el jardín de la casa de Nora con unas cervezas. Para ser sábado, plan tranquilito. Aunque luego, después de las pizzas, vamos a preparar unos mojitos y a ver cómo sigue la noche.

Amira: Cris, estás rarísima.

Cris: No se te escapa ni una, eh...

Amira: A ver si adivino: ¿Joana?

Cris: ¿Dónde te has sacado el carnet de pitonisa? - Nos reímos.

Amira: Cuenta, anda.

Cris: Buff...

Amira: A ver, si no quieres pues no. Pero sabes que aquí me tienes.

Cris: Es que quiero distraerme... Estoy harta, tía. Hago de todo por estar con ella y que estemos bien y... No sé. Cada vez estoy menos segura.

-¿Por qué?

-¿Te acuerdas la gilipollas de su amiga?

-¿Con la que estuvo liada?

-Sí, esa. Empezamos a follar y me llamó por su nombre.

-No...

-Sí.

-Jo-der...

-En fin, creo que voy ya a hacer los mojitos. Quiero olvidarme de todo.

-Oye, pero ¿qué le dijiste?.

-Le pregunté si se había liado con ella y dijo que no.

-¿Y no te fías?

-Pues es que no sé, tía. No sé.

No quiero llorar otra vez. ¿Por qué coño dijo su puto nombre? Me voy a preparar los mojitos.

Croana en la universidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora