-¿Un trato?-. Manoban pronunció con la cabeza llena de confusión
-Correcto, un dulce trato llamado tú-. Dijo Kim adentrando pasos lentos hacía la menor mientras relamía sus carmesí y brillantes labios
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Los brillantes rayos de sol traían la mañana de vuelta, las persianas habían sido ya descubiertas y los ojos de Lisa estaban cegados de luz, lo que hizo que se removiera tensa en la cómoda cama, pero el olor de la almohada era distinto y el ambiente era totalmente ajeno al que solía tener cuando despertaba, abrió los ojos examinando toda la habitación tratando de recordar qué era lo que había ocurrido; tan pronto como lo recordó, sintió sus mejillas hervir, volteó la cabeza y palpó el lugar pero no había ya nadie a su costado.
Caminó descalza por el pasillo con la intención de encontrar a la pelinegra y antes de continuar, vio un apetitoso plato de panqueques que aún estaban tibios junto a un vaso de lo que parecía ser jugo de naranja sobre la mesa de comedor y un pedazo de papel.
«Te espero en la compañía, te dejé algo en el baño, no tardes»
Bueno, esperaba algo más motivador luego de tan energética noche, rodó los ojos y rió sarcásticamente para luego beber por completo del vaso y comer unos cuantos trozos de los hotcakes, que por cierto, estaban deliciosos.
Buscó el baño y se dio una instantánea ducha para luego, ponerse algunas prendas que la mayor le había apartado sobre el gran mostrador, se observó en el espejo y se apresuró a salir.
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En el camino, la pelinaranja se cuestionaba, pues de ahora en adelante tendría que concurrir la empresa, pero está vez no como una empleada más; era seguro que también soportaría la molesta presencia de Minjeong y era más que seguro que le haría la vida imposible y mucho más que antes.
Suspiró evadiendo a su cabeza, pues ya había llegado y debía apurar su paso. Como era de costumbre, el movimiento en el gran edificio era tumultuoso, pues cada persona se ocupaba en cumplir su trabajo a la par y de manera rápida, pues Kim era bastante intransigente y controladora como jefa.
Subió por las escaleras y al pararse frente a la oficina, dio unos cuantos golpecillos a la puerta, pero aquella ya estaba entreabierta, lo que hizo que se expandiera más.
-¿Manoban?-. Se escuchó desde adentro
Aquella voz hizo remover un poco a Lisa, pero sin darle mucha importancia, entró y cerró la entrada a sus espaldas poniéndole seguro.
La mayor analizó a la pelinaranja de pies a cabeza y se relamió los labios cuando hizo un intenso contacto visual con ella. Lisa se sentía intimidada y confundida, ¿Cómo era posible que la mujer fuera tan caliente y se viera tan dominante? ¿Acaso no recordaba que había sucedido la noche anterior?
-Buenos días-. Masculló
-Te ves tan pálida, ven y toma asiento-. Ordenó palmeando sus piernas, a lo que la ajena acató rápidamente, como si su cuerpo le dominara por el impulso
-El desayuno estaba delicioso, te lo agradezco-. Habló una tensa Lisa
-La especialidad de Naeun son los hotcakes, me alegra que los hayas disfrutado, me encargaré de decirle que los haga con más frecuencia-.
