Capítulo 1 : El triste ancianato

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Recién cumplí mis setenta y dos primaveras junto con mi soledad, en un ancianato vacío de afección por la mayoría del personal pero lleno de un grato recuerdo que decoraba mi mesita de noche.

Las enfermeras no habían parado de traerme medicamentos y de llevarme a la sala común junto con los demás ancianos. Desde que entré, solo me dejaban ver la televisión donde solo venden propaganda demócrata para que cada maldito año votemos por ellos. La vejez puede que me haya tomado por sorpresa pero nadie puede manipularme, sé muy bien a qué candidato le doy mi voto es a nadie. Nunca voy a ninguno de esos eventos estúpidos porque no creo en la política ni mucho menos en la noción de interés general, todos nos jodemos y nos pudrimos por ello. Punto final.

- Señora Carter, es hora de su almuerzo. Le preparé un estofado de pollo.

- Muchas gracias Olivia, eres un encanto. Algun dia recompensaré tu amabilidad. Te lo aseguro.

- No diga eso, esto lo hago porque la aprecio y sé que la comida de acá no es nada buena. De todos modos Louis dijo que estaba delicioso.

- ¿Trajiste a tu hijo al trabajo?

- Sí pero recién acaba de irse con su padre. Ha socializado mucho con Eric y Vanessa.

- Parece que ha sacado tu amabilidad. De todos modos, se nota que será una persona que brillara en la vida.

- Eso espero, si no, ¿qué querrá hacer hoy?

- Quiero tomar champán. Champán francés.

- No señora Carter, usted está débil de salud al menos que...

- Tenemos que brindar, ya sabes a lo que me refiero. Ya tengo la hora.

- Entiendo pero... - La sonrisa de la joven se desplomó y sus ojos se aguaron. - Espere hasta mañana, no quiero que se vaya como una ladrona. Deje que esté con usted hasta que se vaya.

- Esta bien, te esperaré, solo te pediré antes que salgas que hagas dos llamadas. Una al notario y otra a mi hijo.

- Entendido. - Me abrazó con ternura - Usted ha sido como mi madre y ha hecho que ame mi trabajo.

- Yo también te considero como mi hija, si solo hubieses conocido a mi hijo y hubiesen tenido una relación... Te hubiese pasado parte de mis joyas y terrenos.

- No necesito eso para... - Dejo de abrazarme - Bueno, creo que son muchas emociones por hoy, ¿qué tal si quiere pasarla bien con sus compañeros allá abajo?

- Bueno, solo cuando termine de comer, bajaré. Por ahora quiero disfrutar del manjar que me acabas de preparar.

- De acuerdo, iré a distribuir el almuerzo a los demás antes de que crean que te comiste todo. - Rió.

- Eso sería imposible ya que tendría que hacer mucho deporte para bajar los kilos y saben que odio correr - Reí. La joven enfermera depositó la comida en la bandeja antes de irse.

- ¡Buen provecho, señora Carter!

- Gracias linda.

Ahí se fue, de lo más extraña. No se esperaba que le anunciara algo tan fuerte como mi muerte. Pero lo tenía que decir, ella al igual que mi hijo son los únicos que valen oro para mi e irme así como así les rompería el corazón.

Veía la televisión mientras comía, los noticieros hablaban únicamente de la guerra de Vietnam y los vergonzosos números de derrotas de Estados Unidos. Un país que ha mandado siempre a guillotinar a los suyos en otros sitios para luego aclamarse país de la paz y gendarmes del mundo. ¡Qué hipocresía! Me daba lastima ver a jóvenes ir a sitios que jamás han visto en su vida y morir desde que tocan aquel país extranjero. Pero bueno, cualquiera se deja manipular y eso desde siempre.

La apagué, no me tenía que amargar hoy, hoy tiene que ser un día simbólico ya que la pasaré con personas que no veré nunca más pero aun siento que mañana será difícil.

****************

Todos ya sabían que me iría y me mimaron como si yo fuese una niña. Comimos pastel y tomamos un poco de licor, obviamente bajo la supervisión de las enfermeras.

Charline, Juliet, Clara y yo charlamos de nuestros mejores recuerdos mientras jugábamos cricket, algo totalmente atípico pero bueno, hoy tampoco era un día tan normal.

- Señora Carter, su hijo está en el teléfono. - Olivia llamó a lo lejos. Estaba en el marco de la puerta con el aparato en mano.

- ¡Ahí voy!

Me dirigí hasta Olivia quien lloraba silenciosamente, algo no me cuadra, ¿por qué lloraría al hablar con mi hijo?. Tomé el teléfono.

- ¿Mamá? ¿Estás ahí?

- Hola hijo, lamento mucho hablarte ahora, sé que te estas preparando tu campaña electoral pero...

- Mis reuniones esperaran. Tú cuentas mucho para mi... Te quiero mucho y no te quiero perder. - Su voz sonaba temblorosa - Pero entiendo y respeto tu decisión aunque no entienda cómo sabes que... ya sabes. Iré mañana y llamaré al notario.

- Hijo, solo lo intuyo y sabes que cuando pasa algo así, acierto. Yo también te quiero mucho pero sé que después de mañana no estaré y quiero verte. Además, me prometiste que vería a tu esposa y a tu hijo. Quisiera conocerlos.

- Los conocerás, hoy disfruta de tu día con los tuyos, pasala bien. Te quiero. Siempre serás la mejor madre de todas.

- Mi niño, yo también te quiero. Cuidate mucho y nos veremos mañana. Adiós hijo.

- Adiós mamá.

Al colgar, Olivia me abrazó de nuevo, lo estaba pasando realmente mal. Me siento mal por esto, no debe de sufrir por mi.

- Mi niña, no te sientas mal. Este no será el final, seguramente nos volveremos a ver allí - Apunté al cielo.

- ¡Sería maravilloso!, te extrañaré mucho.

La joven retomó la postura y me tendió una flûte de champan a la que no vi anteriormente. Ella tomó otra.

- ¡Por usted! - Dijo con una leve sonrisa.

- ¡Por su trabajo también!

Brindamos las dos solas, sentí como el ferviente alcohol pasaba por mi garganta y fue satisfactorio ya que no tomaba desde hace muchos años. Sinceramente, jamas creí que festejaría mi muerte de la manera más placentera sabiendo que viví una vida tormentosa. A lo mejor esto es una recompensa por todos los dolores de cabeza que he pasado. Si es así, brindaría mil veces más.

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Ya había cenado, solo me quedaba por cerrar los ojos. Pero antes de eso, miré todas las fotos que logré recuperar antes de venir aquí. Hay unas con mi hijo, otras con mi familia y tres con las que estaba con mi esposo. Son mis recuerdos y realmente no quiero olvidar a ninguno de ellos.

Besé el retrato de mi marido pensando en la posibilidad de volver a verle, sería maravilloso pero al mismo tiempo algo triste ya que no vería más a mi hijo y solo habría conocido superficialmente a su familia. Pero bueno, así es la vida.

Luego de ello, me dirigí a la cama, me arropé y mis ojos se cerraron lentamente. Qué ansias tengo de volver a verlo...

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Bueno chicas, este ha sido el primer capítulo, he hecho varios. Díganme sus opiniones, las recibiré con mucho gusto y si te gustó lo que acabas de leer apóyame con estrellitas aunque tu simple visita me pondrá feliz :D

𝙻𝚊 𝚍𝚒𝚏𝚞𝚗𝚝𝚊 𝚙𝚛𝚒𝚖𝚊𝚟𝚎𝚛𝚊 ⟦𝙰𝚕𝚊𝚜𝚝𝚘𝚛 𝚢 𝚃𝚞⟧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora