Capítulo 10 : El banquete de la familia Miranda

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No había pasado mucho tiempo desde que saludé a mi padre, solo diez minutos. Diez minutos de largos recorridos, tanto así que creí que estaba en los mismos pasillos de la CCI. Un recuerdo que aún tengo en mente.

Mi padre parece que se ha transformado en un zorro muy delgado y alto aunque seguía conservando su alegría por mi presencia y nos mostraba su gran galería de armas de guerra en el inframundo. El paseo paró cuando paramos frente a una reliquia monumental que, a su vez, resplandecía con suma grandeza.

- Esta... Esta es la pieza más ínclita de toda la mansión. Y se la debo a alguien muy querido... a tu marido. - Le tocó orgullosamente el hombro a Alastor.- Su purga fue titanesca, a tal escala que cuando llegó a visitarnos, él trajo esta preciosura como regalo.

Miré de nuevo la obra, no sabía distinguir el objeto más allá de su gran dimensión.

- Lindo todo pero... ¿qué es?.

Ambos soltaron una carcajada.

- Sé que te sorprenderá pero son las almas momificadas de todos los bastardos de Nueva Orleans.- Explicó Alastor con una sonrisa dibujada en su rostro.

- ¿Qué? - Grité. - Es una broma, ¿no?.

- No, cariño. Son ellos...

- Es imposible, siempre estuve en Nueva Orleans y nunca los vi... desaparecer.

Ambos se miraron, esta vez más serios. Mi incomprensión se volvió mayor y no lograba asimilar los eventos y las fechas. Todo volvió a ser confuso y volví a sentirme pequeña y desolada. Mis piernas cayeron a lo que terminé de rodillas frente a esa roca que comenzó a emitir gritos desgarradores.

Era espantoso, los sollozos estaban por doquier hasta que lentamente decían mi nombre y agitaban mi cuerpo, sentí un profundo desespero.

"Lo sentimos mucho"

"Debimos haberte escuchado..."

"Sálvanos, ______"

"Él te esperó hasta que cayó la noche."

"No tuvimos que excluirte."

"Sálvate, no pactes."

¿De qué hablan?. ¿Estaré escuchando la conciencia de los conocidos de Nueva Orleans?. Esto se está volviendo aún más aterrador. Los veía a ellos, unas pobres almas en pena quienes aleteaban sus brazos desesperados, deseando poder escapar de aquel marco que los contenía con sus afilados bordes.

Y entre medio de todas los lamentos encriptados y jalones frustrados, la voz de Alastor esclareció mi mente.

- Cariño, no pensamos que ibas a sentirte así de mal... - Susurro a mi oído, acompañado de una caricia en mi cabello.- Pero sé que si te digo los motivos, seguramente estarás aliviada y estarás de nuestro lado. Solo escúchanos.

Levanté la vista, estaba llorando. No entiendo el porqué pero lo hacía con ardor en los ojos. Es como si ese fósil buscase un huésped para canalizar toda la tristeza y agresividad estancada por años. Sentí como si me hubiesen elegido su representante, su ficha de escape.

- No, no quiero escucharlos. ¡Son unos cínicos, unos monstruos, unos...!

Unas finas manos se posaron en mis hombros y comenzó a contar con una voz gentil.

- ...Tres, respira... Dos, sigue respirando... Uno, ya está.

Me di la vuelta, una imponente y refinada silueta se hallaba detrás de mí. Acto seguido, desapareció. Me quedé perpleja, ¿quién era?.

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⏰ Última actualización: Aug 01, 2022 ⏰

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𝙻𝚊 𝚍𝚒𝚏𝚞𝚗𝚝𝚊 𝚙𝚛𝚒𝚖𝚊𝚟𝚎𝚛𝚊 ⟦𝙰𝚕𝚊𝚜𝚝𝚘𝚛 𝚢 𝚃𝚞⟧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora