Capitulo 59

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Narra Marizza..

—Hola Mia— suspiré aliviada —Nachito le puse al pajarito que pasa todos los días por la ventana.

—¡Que lindo!— exclamó sonriendo —Nosotras la llamamos Clara.

Rodé los ojos ante la mentira tonta que se creyó mi hermana y sonreí.

—¿A que venías?

—Mamá y papá quieren que vallamos a comer a casa, tienen una cena en la noche para unos negocios importantes.

—No voy a ir— dije seria.

—Dale hermanita no me dejes sola, los que quieren hacer negocios con papá llevan a sus hijos y voy a estar aburrida sin vos— hizo pucherito.

Pensandolo bien, ¿en que soy buena yo? Vengandome, ¿y que puedo hacer allá? Vengarme.

—Bueno si— asentí.

—Dale te necesito por... Espera... ¿Qué?

—Voy a ir.

—Sos la mejor del mundo— me abrazó —Si algo te molesta o si papá y mamá qjieren hablarte te juro que venimos de nuevo.

Me soltó del abrazo y sin decir algo más salió de la habitación.

—Listo— dijo Nacho saliendo de abajo de la cama —Tengo hambre.

Las chicas y yo reímos y asentimos.

—Yo voy a buscar algo para comer, ustedes quedense acá y busquen algo en mi placard para ponerle que hace frío— me puse las pantuflas y bajé con el pijama ya que era domingo y mayormente todos se levantaban tarde.

Entré al bar y estaba Ana, la nueva chica que atendía el lugar.

—Hola Anita, me das seis sanguches de jamon y queso— le pedí.

—¿Fua tanta comida?— rió y se dio vuelta para agarrar lo que le pedí —¿Algo más?

—Si, tres jugos y mi ensalada de fruta— sonreí ya que acá no venden enslada de fruta pero Ana tiene guardado solo para mí.

—Después traeme el tarriro en el que te dí la otra vez así te traigo más.

—Dale Anita. Sos una capa.

Agarré la bandeja con las cosas y cuidadosamente subí las escaleras hasta llegar a mi habitación.

—¿A quien le llevas todo eso?— escuché a mis espaldas cuando estaba por entrar a la habitación.

—A las chicas— me di vuelta y le sonreí nerviosa.

—Marizza Nacho tiene hambre— salió Lujan con una benda en los ojos y me di vuelta para mirarla. Se sacó la benda y abrió los ojos mirando a Pablo —Emm... Hola.

Me sacó la bandeja de las manos y entró rápido adentro.

—¿Quién es Nacho?— preguntó alzando una ceja.

—¿Nacho? ¿Quien es Nacho?— pregunté esta vez nerviosa.

Paresco una tarada.

—No se Marizza, eso te pregunto yo— se cruzó de brazos con el ceño fruncido.

—¿Como estas mi amor?— me acerqué a él y lo abracé.

—No cambies de tema, decime quien es ese tal Nacho.

—No es nadie Pablo— sonreí tratando de convencerlo pero él estaba serio —Bueno está bien— suspiré —Nacho es...

—Es nuestro gato— me interrumpió Laura.

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