VII

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-Aquí tienes tu café- dejo la pequeña taza sobre la mesita y el chico solo me sonríe arrugando el extremo de sus ojos.

Que tierno.

-Gracias...- susurra

Toma entre sus dedos el pastelillo de vainilla y le da una enorme mordida. Me recargo en la barra del local y discretamente lo miro masticar.

Sus labios eran carnosos, tenía el cabello más sedoso que jamás había visto, y en un Lugar algo escondido del cuello posaba un lunar que parecía un corazón. Sonrío.

Bueno, creo que a pesar de todo no era tan raro. Solo era nuevo por aquí, y a decir verdad eso me ponía bastante interesado.

Yo no tenía amigos aquí y era muy extraño poder conocer gente nueva porque todos era granjeros ancianos o matrimonios que dedicaban su vida a la ganadería. Vaya pueblo en el que me había tocado vivir...

Pero el se veía diferente, incluso vestía diferente...llevaba unos jeans ajustados con botas militares y camisa obscura.

Seguramente venía de otro lado.

-Estuvo delicioso- dice limpiando el rastro de crema que colgaba en su comisura

Le encantaba comer, podía notarlo por la manera en la chupaba sus dedos sin ningún pudor frente a mi, además de sus regordetas mejillas que lucían Tan suaves...

-Me alegra que te gustaran-

Sonrio nervioso y regreso tras el mostrador. Todavía tenía algo de ansiedad al hablar con la gente, Frederic decía que no podía confiar en cualquiera después de lo que había pasado, pues siempre existía alguien que quisiera aprovecharse de alguien como yo...

Pero honestamente, este chico me lo hacía un poco más fácil.

-Si no se te ofrece nada más, iré al local próximo por mi almuerzo-

El castaño eleva una ceja con desconcierto y se levanta casi de un respingo.

-Oh, lamento mucho haber interrumpido tu almuerzo...- rasca su nunca nervioso- Seguro que te regañarán por ello

-En realidad...- pasó mi mano por el cabello y camino hasta la salida - Yo soy el dueño del lugar

Su boca se abre un poco como queriendo decir algo, sin embargo calla y baja la mirada con un rastro de diversión.

Comenzaba a agradarme la manera en la que se ponía rojo cuando decía algo, era...lindo.

-Ya veo...-

Ambos salimos del lugar y meto la llave en la cerradura para poner el seguro antes de girar a mirar al chico más bajo que yo.

No había notado que le llevaba tres centrimetros más .

-Bueno, que tengas un buen día Liam...-

-Espera, ¿te molestaría si te acompaño?-

Frunzo el ceño algo desconcertado haciendo que el ojimiel rápidamente tartamudeara con nerviosismo.

-Es decir... Acabo de mudarme cerca de aquí y no conozco a nadie- suspira

Lo pienso bien durante unos segundos antes de aceptar su compañía. No podía ser tan malo en decirle que era un extraño y me parecía algo raro almorzar con él, pero hacer amigos no era nada grave.

In Your Eyes / Z.P Donde viven las historias. Descúbrelo ahora