—¡Mamá!
—¿Que pasa vida mía? —le contestó Suga al ver entrar al chimichuelo, mientras todos los del salón les miraban raro por su extraña relación madre-hijo.
—Kageyama se enteró que van a quitar la leche de las máquinas expendedoras del patio porque al Instituto no le salía a cuenta comprarla, ¡y está como muy enfadado!
—Kayegama siempre está enfadado —susurró Suga, pero igualmente fue con su pequeño cuervito a buscar al otro polluelo al patio.
Cuando llegaron al lugar, vieron a kageyama encima de la máquina expendedora reventada, mientras le metía puñetazos.
—¡Kageyama! —gritó Suga mientras corría hacía el, no pensó nunca que el azabache sería capaz de golpear algo hasta acabar con los cristales perforando la carne de sus nudillos.
—Kageyama, eso no es Atsumu, además ¡vale dinero! —se acercó el bajito, sientendose seguro gracias a la presencia del peliplateado.
—¡No! ¡No lo entendéis! No queda leche, llevo una semana sin desayunar leche, y cuando me fui a quejar, ¿sabéis que me respondieron?
—¿Que los niños normales desayunan en su casa? —Hinata no le temia a la muerte, el no es un personaje de "in another life"
—Me dijieron que hacer los encargos les salía hasta más caro que lo que vendían en leche, y que era el único niño que comrpaba leche... —Kageyama se había relajado al poder contarlo, pero en su mirada podía verse que estaba a punto de romper a llorar.
Antes de que Suga se acercase a consolar a su segundo hijo, notaron la presencia de un hombre con peluquin.
—¡Kageyama! —gritó el viejo gordo—. Sabía que harías algo así, por eso me acerqué al patio. Primero que todo, tendríais que estar en clases, y segundo, que sepas que te puedes ir olvidando del voley, porqué te pienso expulsar del instituto.
Kageyama se puso a llorar, Suga no acababa de comprender la situación, ni el porque el chico de primero se puso así por una tontería como esa.
Pero Hinata no fue tan pacífico como su senpai.—¿Si Kageyama no juega, quién me la levantará? —gritó. Y esa pregunta le hizo más daño a Suga que al director.
—¿De que estas hablando? —el hombre calvo no entendió a que se refería con levantar, la magia de haikyuu en español.
—¡Necesito que me la coloque para ganar! —y antes de que el director conestase, Hinata cogió carrerilla, saltó como si fuese a rematar una colocación de kageyama, y le metio un patadón en la cabeza.
—¿Que cojones, Hinata? —exclamó Suga, corriendo hacía el hombre inconsciente.
—Si, wow, que cojones —susurró Kageyama con los ojos vidriosos. Nunca nadie había hecho una cosa así por él.
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El Chico De La Máquina Expendedora
RomanceLo que escribo cuando estoy borrache **Actualizaciones si o si entre 2 días y 10 años**