El Chico De La Máquina Expendedora

Epílogo

Por fin estaban de vuelta en Japón, habían regresado sin problema alguno.

Eso si, sin Takeda, ni Yamaguchi ni Tsukishima. El profesor tenía que ir al consulado mexicano y los otros dos chicos recuperarse.

Estaban saliendo del aeropuerto, cuando Rodolfa llamó a Kinoshita.

—¿Mamá?

—Cariño, corre a casa. Antonia ha contactado con la policía para recuperar a Natsu, y le ha echado la culpa a Oikawa, Iwaizumi e Suna de todas las muertes. Tienes que prepararte un testimonio que coincida con todos tus compañeros de equipo para así poder salir impunes. Seguramente os echen la culpa de la muerte de Paco, Atsumu, Osamu, el policía y el motorista —habló super rápido para después colgar, dejando a Kinoshita con la boca abierta.

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—Salgan de debajo de la mesa —hablaba Chuuya con un megáfono— Han investigado la casa que okupasteis y han encontrado a una señora muerta.

—Era la casa de Antonia Hinata, ¡ella la mató! —mintió a medias Oikawa, sin salir de la mesa del bar.

—El cadáver no llevaba tanto tiempo muerto, y nos han informado que tiene tus huellas y las de Iwaizumi. Además que los tres sois sospechosos de la muerte de Atsumu, Osamu, Paco, Akutagawa, Fomento y la señorita simian —habló calmado Dazai.

—¿Quién coño es Fomento? —le susurró Iwaizumi a su novio.

—Que lo pregunte Suna que aún no ha hablado.

—¡Eh tú! —gritó Suna sin levantarse del suelo— ¿Quien es Fomento?

—Primero, Fomento es el motorista que atropellasteis en Hyogo, al lado del polideportivo —respondió Dazai— Y segundo, no me llamo "tú", mi nombre es Osamu.

—Con ese nombre merecía morir —se burló Oikawa.

—O-Osamu.. M... —Suna empezó a llorar.

—Joder, el puto depresivo... —Iwaizumi salió de debajo la mesa para no escucharlo— Además... ¿No estabais vosotros con el policía? Es decir, sabéis que no somos nosotros.

—Ya sabemos que vosotros no matasteis a Akutagawa —Chuuya se reía— Pero nos da pereza investigar más. Venga, a comisaria.

Y justo en ese momento, el tiempo se detuvo.

—¿Que está pasando? —Oikawa salió de debajo de la mesa junto a Suna, que seguía llorando.

Puto llorón.

—Por fin te encontramos, gran rey Oikawa —se escuchó una voz del cielo. Mientras un ovni bajaba a la tierra.

—Q... Que —Iwaizumi no daba crédito.

—Osamu ha venido a por mi...

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La primera parte de esta historia termina aquí, si queréis continuarla dentro de unos días publicaremos la segunda parte en nuestro perfil.

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