Capitulo 2

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~Si tan solo las migajas de pan no se la hubieran comido los pájaros, Hansel y Gretel hubieran encontrado el camino de regreso~ Antonio Martínez

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~Si tan solo las migajas de pan no se la hubieran comido los pájaros, Hansel y Gretel hubieran encontrado el camino de regreso~ Antonio Martínez

Creía que la cabeza me iba a explotar al escuchar tantas voces divagando por mi mente. Papá gritaba en su interior, mamá tenía miedo y lo escuchaba una y otra vez. Las piernas me temblaban por que estaba segura de que ya no era mi imaginación, de verdad escuchaba sus pensamientos, y eso me aterraba a un más.

La escena que tenía frente a mis ojos parecía sacada de un libro de ciencia ficción. Todas las plantaciones de papá y el vivero de Flores de mamá habían sido destruidos, la tierra estaba agrietada, no había rastro de allí hubiera habido algo plantado, en el centro había un enorme cráter que cubría gran parte de nuestro patio delantero y al acercarse emanaba un olor a quemado por todos lados.

—Pero que rayos pasó aquí —exclamó mamá, casi derramando una lagrima.

—No queda nada ¡NO QUEDA NADA! —papá comenzó a llorar, tirándose de rodillas al suelo.

Podía entenderlo, amaba esas plantas, siempre les dedicaba mucho tiempo y siempre que alguna plaga caía sobre ellas se preocupaba mucho, incluso había veces que conversaba con ellas. Decía que las plantas eran como personas, al hablarles bonito se sentían bien y crecían más rápido y su fruto iba hacer delicioso. Creo que tenía razón, pues siempre obtenía frutos realmente exquisitos.

—No te preocupes Clar, volveremos a plantar todo. Crecerán muy bellas ya lo veras —mamá tomo a papá del brazo lo levantó y lo abrazo fuertemente.

Tome a mi hermana Lyly de la mano, y la acerque hacia mi regazo. No me gustaba ver a mis padres tristes, prácticamente tenían esas plantas desde que llegaron a este lugar, es como si le hubieran arrebatado una parte de su corazón.

—Papá, nosotras te ayudaremos a reconstruir todo, empezaremos desde hoy si es necesario.

—Claro que no Amber —dijo el mientras se secaba las lágrimas.

—Amber, ve con tu hermana a jugar, llevaré a papá adentro a que descanse un poco.

Tome a mi hermana y me dirige con ella hacia el lugar donde siempre intentabamos atrapar al conejo blanco. No tenía ánimos de jugar, pero tampoco quería que la tristeza invadiera a mi hermana. Lyly era mucho más sentimental que yo, y sabía que sufría al ver la tragedia que había en la puerta de nuestro hogar.

—Papá es muy bueno, ¿quien podría haberle hecho algo tan feo a su jardín? —menciono Lyly mientras tocaba unas pequeñas flores que apenas iban abriéndose entre la maleza.

—No creo que haya sido alguien

—¿Que quieres decir con eso hermana?

En realidad no sabía cómo explicarle, era evidente que una sola persona no habría podido destruir de tal manera el jardín de papá, bueno, no de la forma en la que estaba. En los doce años que había vivido en la cabaña nunca habían habido sucesos tan extraños como los que habían estado pasando en estos días.
Dos cosas le daban vueltas a mi cabeza: la primera eran las extrañas voces que escuchaba al ver fijamente a una persona y la segunda era el estallido de la noche anterior ¿Qué fue la explosión? ¿Eso destruyó el jardín de papá?.
Nos la pasamos jugando todo el día hasta la hora del almuerzo, lo menos que queríamos era volver a casa y ver a papá triste.

Erase Una Vez-Después Del Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora