𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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ɴᴏᴄʜᴇ ʙᴜᴇɴᴀ

  Uno de los planes de Liam por el cual estaba insistente en ir de compras era por el tema de los regalos, yo tampoco había traído nada de eso y utilicé ese momento para hacerlo, con su ayuda pude seleccionar la opción correcta para cada uno. Quise pagar por mi parte, pero literalmente, me lo prohibió a pesar de que exigí hacerlo, puede que él se sienta a gusto con ello, pero yo no, y no lo olvidaba.

Temprano en la mañana pusimos los obsequios debajo del árbol junto a los demás, hoy estaba muy insistente, aseguraba de que me tenía una sorpresa que me iba a encantar, y lo admito, debido a eso estuve la mitad del día un poco ansiosa, pensé que se trataba de algo material, como el día de mi cumpleaños dejo muy en claro que le gusta dar muchos regalos en ocasiones especiales, tenía el presentimiento de que esta vez sería igual.

Todo el día estuve esperando, sin embargo, nunca imaginé que su regalo seria la presencia de Max.

Acontece que Max es muy unido a los Hampton, y lo sabía ya que el mismo hablaba de Liam como si fuesen viejos amigos, pero nunca imagine que tanto, de hecho, Liam confeso de que era una las razones secundarias por la que quería que pasara esta navidad con su familia, Max era un invitado especial como cada año según tengo entendido.

Siempre creí que para esta fecha Max estaba con su familia, pero aparentemente no con la que pensaba.

También me lleve otra sorpresa, Max no habia venido solo, habia traído a Helody, la chica misteriosa de la que me conto en la heladería aquella vez, a la cual encontró, ¿Cómo lo hizo? No tengo ni idea, pero parecía feliz, pocas veces lo habia visto sonreír en la manera en que lo hace cuando la ve... Se escucha cursi, pero era la verdad.

Le conté a Liam varias veces cuanto extrañaba a mi mejor amigo, y ahora entendía por qué estaba tan ansioso de que llegara la hora de la cena.

Al acabar de comer, me ofrecí a ayudar a Pamela a recoger la mesa y lavar los platos, Max se unió después. A pesar de estar felices de ver nos, no hemos hablado mucho, muy poco para ser honesta.

— ¿Cómo es que siempre acabos juntos? — Pregunto mientras se cruzaba de brazos frente a mí. — ¿Cres que sea obra del destino?

Le di una mirada fugaz.

— Tú forjas tu propio destino. — Recite las palabras de Adrián en voz baja.

Continue secando los trastes que Pamela lavaba.

— ¿No vas a hablarme en toda la noche? Rubia, ¿acaso no estas feliz de verme?

— Sí me alegro de verte. — Le confese.

— No lo parece, creo que me estas evitando, y eso me duele.

Me voltee a verlo, su expresión era alegre pero sus ojos no decían lo mismo.

— No te duele nada, solo estas buscando drama. — Continue en lo que hacía hasta que no quedo más.

— Es cierto, pero también es cierto que no me estas prestando atención, y quiero tu atención porque quiero hablar con mi mejor amiga.

Torcí mis labios.

— Me cuesta creer eso cuando no contestas a mis mensajes ni a mis llamadas.

— Les voy a dar un momento — Pamela se retiró con una sonrisa inocente.

— Rubia.

Me acerqué a él y le di un abrazo.

— Solo te estoy molestando Max, en serio no sabes cómo me alegro el día verte, de haber sabido que vendrías te hubiera comprado un obsequio, y a Helody también.

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