doce.

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AVISO: Sigo leyendo Harry Potter, perdón.























"Preferiría no tener que estar dando esta clase, la mediocridad del alumnado me da cierta lástima..." comenzó la clase el profesor Snape. "Pero por estrictas ordenes del director Dumbledore, tendré que hacerlo y a su vez cambiarlos de lugar." suspiró cansado.

Por dentro, Danna rezaba a todos los dioses que no le tocara intercambiar lugares con Malfoy, porque eso indicaría que tenía que sentarse junto al verdadero mimado de la clase. En otro universo, para Danna sería lo mejor del mundo porque era muy mala en pociones, pero en el universo y mundo real, sentarse con Valentín Oliva implicaba un gran sacrificio.

No es que Danna no se conociera de antes con Valentín y que simplemente le pareciera insufrible, sino que eran incontables la cantidad de veces que supieron conocerse de más.

"Allister, con Weasley..." comenzó a ordenar. "Abbott con Granger. Potter con..." observó cuidadosamente el aula, casi como si la estuviese estudiando. Danna rezaba en todos los idiomas para que le tocara sentarse con Potter o con Malfoy. Draco le parecía insufrible, pero por lo menos no tendría que sentarse con el engreído de Valentín. "Potter con Lux." Danna respiró.

Hizo a un lado sus útiles y dejó lugar para que Harry se sentara a su lado. Potter no era malo, al contrario, era muy amable con ella, pero a veces la irritaba que fuese tan fácil de sacar de quicio. Snape comenzó a dictar la clase y el salón se convirtió en silencio absoluto.

"Por suerte no me tocó con Malfoy..." musitó Harry riendo. "Sí que fuimos afortunados.

"Por suerte no sos Oliva, que bendición." le siguió el chiste.

"¡Si los divido, es para que no hablen!" exclamó Severus, furioso. "Creo que el alumnado no entiende de conductas. Diez puntos menos ara Gryffindor y Ravenclaw." Danna estuvo a punto de protestar, pero Harry la contuvo por lo bajo.

"No lo provoques, ya está..." susurró en un tono inaudible para cualquiera, menos para su profesor.

"Potter, Lux..." llamó su atención. "Evidentemente quieren que sus casas pierdan puntos... Lux, con Oliva. Malfoy, con Potter."

Los ojos de Danna se abrieron como si fuesen platos. No, debería haber alguna confusión. La joven Ravenclaw volteó a ver la mesa del fondo en la que el muchacho de Slytherin que reía con una sonrisa socarrona, como disfrutando la tortura que se avecinaba.

"Profesor Snape, Harry y yo no estab-..." los ojos de Severus se clavaron en ella, indicándole que lo mejor que podía hacer era simplemente guardar silencio y cambiarse de sitio.

Harry la miró algo apenado y cansado. No quería sentarse con Draco. Danna le dedicó aquella misma mirada y, a duras penas, agarró sus cosas y se cambió al último asiento de la tercer fila a la izquierda. Valentín la recibió con los brazos abiertos y una sonrisa que le hubiese gustado borrar con unos buenos cachetazos.

"Tanto tiempo, Dannita..." sonrió irónico. Danna simplemente se limitó a dedicarle una mirada horrenda y a dirigir sus ojos al cuaderno.

Al cabo de un rato Valentín estaba algo inquieto. Si había algo que a él le gustaba, era molestar a la muchacha Lux.

"Ya veo por qué te dijo el sombrero que fueras a Ravenclaw..." musitó luego de un rato en silencio. Danna ni se inmutó. "Es la casa de la gente aburrida. Es de público conocimiento que Hufflepuff es la casa de los tontos, Ravenclaw de los aburridos, Gryffindor de los correctos..." explayó asqueado en la última parte. "Y Slytherin de los que la tenemos un poquito más atada que el resto."

"Ojalá la tuvieras atada al cuello." bufó molesta.

"Estás enojada, eso te hacía falta." rió por lo bajo.

"Si no me dejas de joder, le voy a decir a Snape que me estás molestando y eso impide que haga mi tarea..." sentenció enojada. La verdad era que un poco extrañaba esa sensación de adrenalina que él le transmitía esas noches en las que se escapaban y se escondían por ahí para hacer Dios sabe qué.

Valentín, hamacando su silla contra la pared abrió la boca casi ahogando una risa. Se sentó recto nuevamente, pasó su mano por su cabello con lentitud, así como Danna le había dicho que le gustaba hacia millones de años. Se aflojó un poco la corbata y siguió con lo suyo.

Danna estaba inquieta. Frenar las molestias no era algo por lo que Valentín se destacara, era todo lo opuesto a eso. A él se le cayó la pluma del otro lado de la mesa. Danna rió bajito por lo torpe que le parecía su compañero. El varón, sin dejarse ver por la muchacha, golpeó con sutileza su pierna como si fuese de forma accidental. Se paralizó.

"¿Qué pasa? ¿Ya no te causo gracia?" preguntó inocente. "Antes eso te causaba, pero no sé si gracia." susurró peligrosamente cerca de su oído.

Danna se estremeció por completo. No podía ni quería caer en esa trampa de nuevo. No tenía tiempo para andar correteando de acá para allá con el ojiazul de Slytherin que tan loca la traía. Pasado, pisado.

"Profesor Snape..." llamó Valentín dejando caer su mano en la pierna de la muchacha. Si antes Danna temblaba, ahora era un sismo humano. "¿Esto es para el TIMO?" preguntó con esa inocencia que indicaba que todo estaba mal.

"Sí, Oliva." respondió. "Lux, deje de moverse así." la reprendió.

"Disculpe, profesor." contestó avergonzada.

"A mí no me pediste perdón, te tendré que seguir castigando..." rió ronco en el oído de la muchacha a la vez que dibujaba círculos en sus muslos con los dedos.

¿Danna quería? Claramente, ¿qué mortal no querría que uno de los más lindos de Slytherin le estuviera correteando atrás? Pensó la situación, realmente la pensó. El lado positivo de hacer, lo que sea que estuviera haciendo, era que estaría probando límites nuevos que ella no conocía de sí misma. Era obvio que Snape no iba a decirle nada a Valentín si no hacía nada que llamara la atención, y el ojiazul sabía muy bien hacer todo en silencio.

La palma del varón subía lentamente sobre su pierna y dibujaba figuras en la misma. Con su mano libre escribía como si no estuviera haciendo nada fuera del reglamento escolar, cuando era sabido que en la que los cazaran, no la iban a poder contar. Danna cerraba y apretaba sus ojos, no quería emitir sonido alguno que pudiera despertar alguna sospecha en sus compañeros.

Valentín volvió a reír ronco y ese simple acto logró que Danna sucumbiera de una vez por todas. Le temblaba la mano, no podía escribir de forma correcta, mientras que Valentín era la personificación de la prolijidad a la hora de redactar.

En un momento, él frenó. Comenzó a jugar con el elástico de la ropa interior de Danna y eso era ya demasiado. Ella se preguntaba en qué se había metido, pero nunca se preguntó cómo salir de ahí.

Un bostezo la sacó de aquel estado de placer y concentración. Abrió sus ojos y vio que a su lado estaba Valentín dejando la pluma a un costado.

"¿Qué pasa?" inquirió ingenuo. "Ya terminó la clase, no me digas que no estabas prestando atención..." fingió estar decepcionado. "Eso no es muy Ravenclaw de tu parte."

"Pero..." quedó interrumpida por el varón.

"Nos estamos viendo, Dannita." le guiñó el ojo, para luego salir riendo del salón con su amigo.

«Nunca más un Slytherin...» pensó ella suspirando.

"Ambos sabemos que es imposible..." se asomó por la puerta.

⚡⚡⚡

Me quedan dos libros para terminar hp no quierooooo.

𝐛𝐫𝐞𝐯𝐞𝐬.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora