Agustín estaba sentado en la silla esperando su turno. Tenía algo de miedo que acompañaba su ahora profunda ansiedad. El repiqueteo de su pierna izquierda cesó al oír su nombre salir de la boca de la host. Era ahí o no era.
Se puso de pie, avanzó hasta el centro del círculo, agarró el micrófono y el resto era historia. Tiago, su contrincante, era muy habilidoso. Respondía todo lo que él lanzaba y viceversa. El mundo se detuvo nuevamente al oír el resultado de la batalla, obteniendo como vuelta una réplica entre ambos participantes.
"¡NO!" exclamó furiosa Morella desde el sillón. "¡AGH!" ahogó su cabeza en el almohadón que tenía al lado y gritó enojada.
Veía cómo Agustín se dirigía cabizbajo a su silla luego de perder en la réplica. Morella no entendía mucho de la disciplina, pero estaba convencida de que Agustín había ganado antes de la réplica y que simplemente no se la dieron.
Agarró su celular y tipeó un «Esos pibes no saben lo que hacen» para luego enviárselo. Lo dejó a un lado y comenzó a buscarlo en el fondo de la escena. Lo veía algo decaído y bajoneado. En su cabeza la idea que nacía le parecía fenomenal. Se levantó de un tirón y abrió el buscador en el celular. «Recetas ricas y fáciles de hacer» gritó al micrófono. Se decidió por hacer un pastel de papa, algo básico, porque no se le daban muy bien las cosas saladas. Tenía unas cosas guardadas en el fondo del ropero por lo que había sobrado del cotillón de la fiesta de quince años de su hermana, así que, como si se le hubiese prendido una bombilla de luz, salió disparada a agarrar todo.
Acomodó algunos banderines, prendió algunas luces, decoró con guirnaldas y preparó la mesa ratona del living con unos cómodos almohadones para sentarse. También utilizó las cartulinas de algunos trabajos que le habían sobrado y escribió cosas en las mismas para luego colgarlas en las ventanas.
«Estoy yendo, Momo.» recibió aquel mensaje y se asustó. ¡Las cosas no estaban ni a medio terminar! ¿Qué tan rápido había pasado el tiempo que Agustín ya estaba volviendo a casa?
Sacó el pastel del horno —aunque casi se le pasa—, y puso la mezcla de cupcakes especial que a su novio tanto le gustaban. Morella ni siquiera sabía dónde quedaba el canal, por lo que no sabía con cuánto tiempo contaba. Luego de unos pocos minutos, oyó las llaves tintinear en el picaporte y largó un inaudible grito.
"¿Agus?" preguntó casi por impulso.
"¿Estabas esperando a alguien más?" inquirió fingiendo estar ofendido.
Agustín quedó perplejo al ver a su novia con la ropa toda manchada por alguna mezcla de comida parada en el medio del living. Quiso reír, pero no pudo porque detrás de ella habían carteles inmensos que decían cosas para festejar como si él hubiese salido campeón del mundo entero.
"No tenías que ver esto... no está terminado." rió nerviosa, acomodándose el flequillo que la incomodaba. "Es que te veía tan triste en la tele y me puse mal. Pensé que te iba a alegrar un poco ver esto." se explicó con velocidad.
A Agustín mucho no le importaba el resultado. Primero que nada, sabía que Tiago estaba mucho más entusiasmado que él por ganar el título, y segundo, él no tenía intenciones de ganar a sangre, simplemente esperaba que se alinearan los planetas a su favor. Pero notó el gesto tan dulce y amable de Morella y, por un segundo, le pareció descortés de su parte no estar tan decaído como para disfrutar aquel mimo al cien porciento.
"Me alegra mucho, la verdad." la abrazó por los hombros y la acercó a su pecho, para luego dejar un beso en su cabeza. "No tendrías que haberte molestado."
"¡Mira si no me voy a molestar! ¡Te robaron!" exclamó furiosa. Agustín atinó a carcajear y a ladear un poco su cabeza para verla mejor.
"Tenes algo acá..." señaló la frente de su novia. Arrastró su dedo índice sobre la misma y lo llevó a su boca. "¿Por qué tenes papa en la frente?" rió.
"Es que te cociné, porque seguro volvías re triste, y era obvio que no te ibas a poner a cocinar..." se explicó nerviosa nuevamente.
"Tenés razón, estoy muy decaído..." mintió piadoso. "Pero ya está, no pasa nada."
"Yo sabía que te iban a robar, era fija..." insistió enojada. "Y yo no entiendo nada, eh, pero yo te re votaba."
"¿Y qué hubieses evaluado?" preguntó curioso, a la vez que se sentaba en el almohadón.
"Eh..." pensó rápido. "Lo lindo que estabas, nadie te llegaba ni a los talones." rió.
Comenzaron a comer y a contarse chistes o anécdotas viejas que surgían en la conversación. A Agustín le encantaba que su dulce Momo tuviera esos detalles tan lindos, creía que eso la hacía única. Morella, por otra parte, se dedicaba a mimar el pelo de su novio y a jugar con sus orejas como para distraerlo. Ella se había mantenido despierta durante varias noches porque Agustín se dedicaba a practicar en aquel incómodo horario y ella simplemente lo escuchaba. Morella creía que Agustín debía estar devastado luego de haber obtenido aquel fatídico resultado a pesar de tanto esfuerzo.
"Te hice tus cupcakes favoritos." contó saliendo de la cocina.
Tenían colorante azul y una cubierta amarilla. "¡Esa, bien boquita, papá!" exclamó y chifló él al verlos. Luego de cantar ochenta canciones de Boca, se percató de que todos tenían una letra encima y que al ordenarlos decía "CAMPEÓN".
Los devoraron hasta no dar más. Agustín veía en su novia la cara de agotada, por lo que él decidió levantar la mesa y lavar los platos. Ella gritaba que no, que ella lo hacía y que él se tenía que ir a descansar porque había tenido un día muy largo y cansador, pero él opuso mayor resistencia. Luego de secarse las manos corrió a buscarla y la llevó entre sus brazos a la cama.
"¡Para, boludo!" gritó ella riendo. "Subí un montón de peso, si me seguis alzando te quedas muerto en el piso."
"Callate, tonta." le sacó la lengua cual nene chiquito.
"Vení a dormir, campeón." lo llamó ella.
"Igual sí soy un campeón. Cualquiera gana con vos al lado."
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TE AMO AGUSTÍN CRUZ ERA TUYA TE AMO