Era el primer día de preparatoria en el que tendría educación física. Pero conmigo es diferente, no es actividad física; es yoga deportivo.
Ese primer día nos explicaron que al final podíamos dormir solo quince minutos cada clase de yoga. Ese día no fue la excepción.
Mis ojos se fueron cerrando hasta que fui inundada por una tranquila oscuridad. No escuchaba nada; estando en un sueño tan profundo que me sentía en paz por primera vez.
Hasta que escuché su voz.
–Hola, Reyenare– dijo ese hombre, y lo ví. Tuve que levantar la mirada para verlo, sus ojos profundos cuál mar, su cabello rubio bien acomodado y sus facciones parecidas a Chris Evans.
Intenté contestarle, más las palabras no salían de mi boca.
–Tranquila, no te esfuerces– dijo al ver mi expresión y soltó una risotada –, sé que no sabes quién soy yo, pero yo sé quién eres tú–.
A pesar de esas palabras tan raras, su voz y sonrisa me tranquilizaban. Pasaron minutos, lo que para mí fueron horas hablando con este hermoso muchacho.
Lo que me dijo después me dejó con intriga.
–Ya es hora de irte...– comentó, se veía deprimido y algo melancólico por despedirse de mí– ... No te preocupes por mí, nos volveremos a ver tan pronto cuando menos te lo esperes– susurró de último para después desaparecer cuál niebla.
Yo desperté.
Estaba en el salón de yoga, una compañera le sacudía con delicadeza para despertar.
Ese chico no es real...
¿...Verdad...?
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Sueños sin razón
RandomEsta historia es solo para publicar sueños raros que he tenido desde que entré a preparatoria, también publicaré algunas ideas que se me vengan a la cabeza y/o borradores de cualquier cosa. No esperen lógica... Porque no la hay.