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—Espera, ¿Dices que nos ha aceptado? —preguntó Norman, aún sin creerselo.

Los tres se encontraban en uno de los pasillos de la casa hablando sobre el tema de que T/N finalmente había correspondido al amor de los tres, pero Norman y Ray aún no lo podiam creer.

—¡Te digo que si! ¡me lo dijo en la noche! —exclamó Emma, ya frustrada de haberles dicho qué es lo que había ocurrido una y otra vez.

—Eso lo voy a verificar yo mismo —dijo Ray.

El azabache comenzó a caminar hacia otra dirección en busca de la joven brillante que le volvía completamente loco, y cuando la encontró, la pudo ver a ella leyendo en el aire libre. Lo que más provocó que su corazón se llenara de amor, fue verla a ella como una imagen tan natural y pura. El viento movía suavemente su cabello, y ella con cuidado lo acomodaba; era un deleite para sus ojos, la imagen más encantadora para sus orbes ónix.

Se acercó a paso lento hacia la contraria, quien al sentir la presencia de él, alzó la vista de su libro para posarla en el, dándole una pequeña sonrisa a modo de bienvenida.

Ray se sentó junto a ella mientras miraba hacia otro lado un tanto nervioso por lo que iba preguntar, pero debía estar seguro de que lo que había dicho Emma era cierto, necesitaba confirmarlo, su corazón se lo pedía a gritos.

—T/N, hay algo que debo preguntarte —soltó de repente.

—¿Si? ¿de qué trata? —indagó con tranquilidad mientras miraba de reojo al  de hebras azabaches, expectante a lo que podría salir de su boca.

—¿Es verdad que nos has aceptado a los tres? —preguntó seriamente.

Ante aquella pregunta, T/N se quedó callada por unos instantes mientras parecía pensar un poco sus palabras, y ante ello, Ray no pudo evitar sentirse ansioso por la espera de su afirmación, frunciendo ligeramente sus labios.

—Claro, los he aceptado a los tres porque me gustan.

Dicho eso, tomó la mano del azabache y se levantó, haciendo que el contrario se levantase también.

—¿A-A dónde vamos? —indagó, nervioso por la repentina seguridad de la joven de cabellos (c/c).

—Con los otros dos para poder aclarar todo de una mejor manera.

—Espera...

La detuvo. Ella le miro confundida y alzó una de sus cejas a lo que él se acercó a la fémina, quedando a escasos centímetros de ella, sintiendo como sus respiraciones se mezclaban.

—¿Eso significa que ahora puedo besarte todos los días?

—¿A que viene es-? —fue interrumpida.

—solo contesta —demandó.

Nuevamente se quedó callada, soltando una pequeña risita en el proceso.

—Sí, sí puedes.





—Sí, sí puedes

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𝗟𝗢𝗩𝗘 𝗠𝗘,                     The Promised NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora