Lágrimas de Sangre ~ WHO MADE ME A PRINCESS ~

Capítulo 2: ¿Princesa Athanasia?

Autora: Para centrarnos bien en la historia, esta es la primera vida de Athanasia, y como varias ya conocen o las que no conocían, aquí ella, se supone, no conoció a Lucas, por eso resulta extraño despertarse del sueño o premonición y ver que hay alguien nuevo con otra persona ya en la historia, pero que ella no reconoce.

Y recordemos que en la primera vida, Athanasia no poseía magia...

___________________________________________________________

Athanasia caminaba por las calles de la Ciudad Imperial.

¿Qué cómo había logrado salir del Palacio? No tenía la menor idea, de un momento a otro su cuerpo se había desvanecido ante los ojos de los guardias del palacio y había podido pasar por la diminuta apertura que tenía el palacio, que era la zona mejor vigilada por ser la más vulnerable, para salir por los terrenos traseros.

Se coloco una capa, para cubrir su identidad, lo más posible, y camino por un largo rato hasta llegar a la ciudad.

Se sentía cansada, pero necesitaba encontrar a un buen herrero y a un alhajero para los objetos que necesitaría. Todos los puestos se veían interesantes, tenían objetos curiosos, algunos raros, pero no tenía tiempo.

Ya después podría curiosear con más calma.

En el palacio se podrían dar cuenta de que no se encontraba. Pero entre más buscaba no aparecía encontrar lo que buscaba.

¿Dónde estaban cuándo uno más los necesitaba?

Se estaba comenzando a frustrar.

—Disculpe señor – interrumpió a un ciudadano que pasaba, este se detuvo para mirarla, Athanasia no alzó su mirada para evitar ser reconocida como parte de la familia Imperial. Su vestimenta era totalmente blanca, incluso tenía los cabellos blancos, eso la extraño.

—¿Sí? - su voz era muy suave y melodiosa.

«¿Podría ser una mujer?»

—¿Dónde puedo encontrar a un alhajero y la zona de los herreros?

—¡Oh! – se tomo unos momentos para pensar en su repuesta — ¿Quieres uno que sea rápido o uno que sea eficiente?

—Eficiente – le contesto rápidamente.

—Ven, conmigo.

Athanasia no se movió de su lugar. La voz de la persona se rio ante su comportamiento.

—No te apures, mi tienda esta sobre la misma calle, vamos

La volvió a invitar.

Athanasia lo siguió desde atrás sus cabellos era blanco en manera de picada y hasta las caderas, ahora tenía la duda de que si era una anciana. Después de unos minutos de caminata, donde ya no había tanta gente y sobre la misma calle, se encontraba un local, con una mesa que exponía distintas alhajas y objetos.

Athanasia se asomó y curioseando encontró un anillo semi grueso de color plata que en su centro parecía que le faltaba una joya. Era una pieza elegante, sin maltrato alguno pesé encontrarse en exhibición.

—Ocho monedas de oro – Le contesto, mientras tomaba asiento frente a la mesa.

—Añádalo a mi compra.

—Por supuesto, señorita. – sonrió ante ella

Athanasia busco en los bolsillos de su vestido y le entrego un pedazo del pergamino, en el venían los objetos que querría.

—¿Tiene alguna fecha específica para recogerlos?

—No, puede tomarse el tiempo necesario para hacerlos.