Cuándo Athanasia abrió los ojos se mantenía en su cuarto, sobre su cama, pero algo en ella se sentía distinto.
Caminaba por lo pasillos del Palacio con los hombros erguidos y la mirada al frente, contestaba ante los comentarios absurdos, groseros y...
Buenas, buenas las tengan mis queridas lectoras. 7uuu7r
Les mando un saludo cordial, lleno de amor y bendiciones, ha pasado un mes desde que actualicé y prometí hacerlo en principios de mes, PERO no es lo mismo imaginar que escribir, lo primero es fácil, describir, sentir y realizar son el problema xddd
Pero bueno, aquí ya les tengo la segunda parte. (°3°) les mando miles de besos, bendiciones y para mis mexicanas y si hay niños mexicanos, un VIVA MÉXICO CABRONES!!
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Al principio solo quería ser reconocido por él; Lucas, el maestro de la torre, él ser más poderoso que había tocado la tierra, solo buscaba su aprobación...
La imperiosa necesidad de ser aceptado de alguien tan poderoso y supremo era demasiada satisfacción para un ser que era considerado una decepción a los ojos de los aristócratas del imperio y, según los cotilleos que surgían por cada callejón, de sus padres.
Nació como alguien insípido, sin gran belleza o algún talento nato, muchos decían que su madre había sido infiel al Emperador, ya que su padre, como en toda generación de la familia Imperial, podía hacer cualquier cosa destacable; pero sus ojos joyas, característicos de la familia Imperial, yacían en sus cuencas, según las habladurías, era lo único rescatable de su persona.
Se dedicó día y noche a desarrollar su talento en la magia que, contrario al resto, requería tanto esfuerzo para hacer notoria la habilidad, al arte de la espada, a las ciencias y la innovación, no para su reino, ni para el montón de escorias considerado "pueblo", sino por él mismo para demostrar que era alguien destacable.
Pero Lucas... no tenía ni la más mínima intensión de siquiera dedicarle otra mirada o reconocerlo si quiera.
Se lleno de odio, amargura y, con el pasar de los siglos, celos. Tenía el corazón completamente destrozado.
Tanto esfuerzo, tanto anhelo, ¿para qué? Si no era suficiente. Su deseo era simple, entonces ¿Por qué razón no podía ser cumplido? ¿Por qué no era especial? ¿Por qué no era amado por los celestiales o... simplemente por qué no esforzaba lo suficiente?
No sabía la razón y, a decir verdad, ya poco le importaba.
Todas las decisiones que tomó y todo lo que hizo le generaron una satisfacción inimaginable.
El recordar el sufrimiento de Lucas y la destrucción de la familia Imperial, a la que una vez perteneció, le hizo hinchar el corazón de regocijo y alegría.
Sonrió, para seguido mover sus ojos en dirección de la gran ciudad, a pesar de la profunda oscuridad, él podía ver con claridad el Imperio, lo tenía memorizado... cada calle, cada avenida, cada detalle, cada persona, ya una vez fue sumida en el caos y la tempestad, en esta ocasión no sería distinto.
Su sonrisa se volvió más amplia.
Tinieblas comenzaron a envolverlo como si de un manto se tratará, desvaneciéndolo con el viento y haciéndolo aparecer en los terrenos del Palacio Imperial, justo en los jardines del Palacio Topacio.
Otra vez, como en el pasado, había sembrado la semilla del odio, la envidia, la intriga, ocasionada por la magia oscura, en cada ser de la familia Imperial.
Había eliminado, casi, todo rastro de luz. El ultimo ser que tenía esa característica pronto moriría y él, esta vez, aprovecharía la oportunidad para tomarlo a él. Solo necesitaba su cuerpo, ya que en este albergaba la magia más poderosa y caótica que había existido, ya que ya había perecido por la misma.
Al igual que el resto.
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