Zenit se encontraba sentada en los jardines del Palacio Esmeralda, llevaba días aislada. Nadie la visitaba.
Su padre, no quería recibir visitas de nadie, incluyéndola, y tampoco la iba a ver. Su tía, la condesa Rosario, se encontraba fuera del país por algunos asuntos con sus tierras y su tío, el Duque Alfierce, la había llevado hasta allá y no sabía cuando volvería, se supone que era por estos días que volvería, pero si era así no había pasado a visitarla.
E Isekiel...
Zenith soltó un largo suspiro, sus ojos gema adquirieron un toque de tristeza y añoranza.
«Isekiel»
Su corazón siempre le pertenecería a Isekiel, desde que eran muy jóvenes ella siempre lo amó. Siempre creyó que su vida estaría enlazada a la suya, pero al destino le gustaba reírse de mil maneras de sus deseos.
No podría estar unida en santo matrimonio con la persona que amaba, pero podría tener a su "padre", porque ella sabía claramente que Claude no era su padre, pero él llenaría el hueco que él mismo creó, y también tener las comodidades y los lujos con los que siempre vivió. Todo si se casaba con el mago de la torre. Ella sabía que él no la toleraba, ni ella a él, pero era un sacrificio que estaba dispuesta a cumplir por el bien, suyo, de los que amaba.
Al inicio no fue así, había considerado al mago como una persona realmente atractiva y una gran persona. Y por breves segundos se sintió dichosa, podría tener todo en esta vida, dos caballeros realmente atractivos detrás de ella, el cariño de una familia, atención por parte de su padre y el imperio. Era todo lo que quería. Pero el mago de pacotilla solo se fijaba en Athanasia.
Si hubiera sido otras circunstancias, no se habría alterado, ni les habría prestado atención, pero su futuro lo definía ese mago. No podía perderlo. Tuvo que rogarle a su padre para que el mago pasará más tiempo con ella.
Así fue. Todo lo que tenía que hacer solo era pedírselo a su padre y este se lo concedería.
Pero... Isekiel desde que ingreso al Castillo había estado ignorando sus avances con él. No lo entendía.
¿Qué él no quería la fortuna y el poder que la familia imperial ofrecía?
Dio un sorbo al té que tenía en la mesa. Tenía que encontrar una manera de encontrarse con Isekiel y aclarar las cosas.
Estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no escucho a la persona que había entrado al jardín buscándola.
—¡¿Se puede saber que has estado haciendo?!
Estampo sus manos contra la mesa haciendo un gran ruido con los cubiertos, las tazas y la tetera.
Dio un salto en la silla y se giró a mirar al causante de dicha conmoción. Cual fue su sorpresa al ver que la persona era su tío.
—¿Tío...?
Las venas de sus manos se dilataron.
—Te he preguntado, ¿Qué demonios has estado haciendo...?
Zenith titubeo un poco antes de contestar.
—No... No sé a qué te refieres...
Roger Alfierce cerró los ojos y dio una respiración profunda. No podía creer que fuera tan tonta.
—Zenith – el escuchar su nombre de la boca de su tío sabía que había problemas — la primera princesa ha solicitado la disminución en los presupuestos de ambas princesas para mejora de la economía del Imperio.
Zenith se quedó de piedra al escuchar esas palabras.
—Obviamente me opuse, pero entonces ella sugirió el apoyo de todas las casas nobles del imperio...
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Lágrimas de Sangre ~ WHO MADE ME A PRINCESS ~
FanfictionCuándo Athanasia abrió los ojos se mantenía en su cuarto, sobre su cama, pero algo en ella se sentía distinto. Caminaba por lo pasillos del Palacio con los hombros erguidos y la mirada al frente, contestaba ante los comentarios absurdos, groseros y...