3: Sueños.

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La luz de la luna y las estrellas iluminaba un gran pastizal de un verde ocre, en el cielo no había ninguna nube. El viento era frío y aquello provocaba que su nariz y pómulos se congelaran. Pocas hojas de verde oscuro y algunas color naranja bailaban a la par del soplido que hacía a los árboles mostrarse marchitos, con el tronco seco y sin flores.
Con cada paso que daban al correr, el crujir de las hojas bajo sus pies delataban una persecución.

Sasuke rió bajito, intentando no ser descubierto por su hermano mayor. Ocultaba su cabecita detrás del único árbol que aún conservaba sus bellas flores amarillas.
Dejó salir el aire contenido en sus pulmones, creando una capa de vaho que casi de inmediato se desvaneció.

Itachi terminaba de contar y con ello dió vuelta para buscar al pequeño diablillo que tenía como hermano. Portaba una sonrisa radiante, feliz, y eso se notaba a cualquier persona que pudiera ver la expresión de su rostro.
Sus oscuros orbes se movían con rapidez y curiosidad sobre todo el campo, intentando encontrar a su ototo.

El corazón se le aceleraba con cada paso que cortaba la distancia, el viento se había detenido por cortos momentos, aún el ambiente estaba algo frío, y se mostraba algo oscuro (sin contar que la escena era de noche).

Sintió una punzada y un sudor frío recorrer su espalda cuando los expresivos y grandes ojos negros de Sasuke se asomaron detrás del árbol que curiosamente las hojas no se desprendían de su tronco. Las flores de aquel ejemplar eran lo que más resaltaban dentro de los colores ocres del paisaje. Estaban llenas de rebosante vida, que prometía la longevidad de las flores.

Escuchó la risa infantil y angelical del azulado a unos pasos más lejos de lo que estaba el árbol, Itachi también sonrió; ya sabía lo que Sasuke tramaba. Se detuvo en seco debajo del árbol, encorvándose un poco para recibir el seguro impacto de su tierno amor.

Seguido de eso, un gran silencio que sólo era roto por unas cigarras a pocos metros se posó en el ambiente. Casi tres segundos después sintió un fuerte golpe en sus costillas que le sacaron en aire y luego vió a su precioso hermano sentado encima de su estómago. Su cabello caía perfectamente a los bordes de su rostro, afilando la forma de cara que tenía, así como también lograba resaltar sus ojos del color de obsidianas.

Un día me voy a dejar el cabello largo— dijo acariciando las hebras de su mayor.

Itachi sintió su corazón palpitar con violencia al mismo tiempo que un rubor crecía en sus mejillas cuando vió que su hermano acercaba su rostro al suyo.
La burbuja tronó dentro de su cabeza cuando sintió los labios de Sasuke sobre los suyos.

Ocurrió como un débil roce entre las bocas. Como los aleteos de una mariposa recién salida de su capullo.
Tan tierno como si cualquiera de los dos fuera a quebrarse si ejercían más presión.
Ocurría un dolor amigable en el pecho de ambos niños debido al fuerte latir de sus corazones.
Se sentían jugar con fuego, y al mismo tiempo estar en un abrazo de paz y tranquilidad.
La danza infantil entre las bocas era lento y sin experiencia, sin otro sentimiento de por medio más que el dulce e inocente amor que se profesaba el uno al otro.

Algún día las maravillas ocurrirán— dijo una vez que se separaron, ambas miradas negras delataban sus pensares—, sólo espera y ya verás...

Los labios de los niños volvieron a unirse y ahora intercambiaban caricias él uno al otro con total devoción y muestra de afecto.

Te amo, Nii-san— pronunció Sasuke sobre la boca de Itachi que permanecía entreabierta por el apenas interrumpido beso.

Pequeño Hermano (Itasasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora