5: El recuerdo sobre una bicicleta.

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Hacía mucho tiempo, estaban dos niños; uno corriendo detrás del otro.

El más pequeño pedaleaba con toda su fuerza y energía a la bicicleta que tenía en su mando. El más grande estiraba los brazos para intentar frenar un poco la velocidad en la que había convertido su hermano al instrumento.

Dejando de lado que Sasuke trajera puesto un enorme casco, así como rodilleras y coderas, eso no dejaba en paz a Itachi, que miraba con gran devoción a el pequeño diablito de cabellos parados y rebeldes.

Eran fechas del cumpleaños de Sasuke, por lo que sus padres recientemente le habían obsequiado a su segundo hijo una bicicleta que para su tamaño era enorme, pero que haciéndole varios ajustes tanto al asiento como a las ruedas había quedado aceptable y segura para el pequeño de nueve años.
Itachi había insistido mucho en que alguien debía cuidar y enseñarle a su hermano a andar en aquel transporte; cosa en la que Fugaku y Mikoto chocaban, pues la mujer estaba de acuerdo en lo que su hijo mayor decía. Pero el hombre expresaba que su consanguíneo aprendería fácil y rápidamente, ya que era lo suficientemente inteligente para encontrar el modo de usar la bicicleta.

Ese había sido como un detonante en la cabeza de Sasuke, que salió deprisa a la acera frente a su casa montándose en la bicicleta (aunque no supiera ni como pedalear) y se precipitó por el vecindario entre choques y múltiples caídas.
Itachi obviamente despavorido salió corriendo detrás de lo que ya era en ese entonces su amor platónico, logrando detener varios accidentes que pudieron terminar fatalmente. Al principio Sasuke se había puesto enojado y casi le ordenaba a gritos que volviera a casa, que él solo podía aprender. Eso sólo fue una excusa para que tal vez, por primera ocasión, Fugaku reconociera un mérito propio de su hijo menor.

Y ahora estaban los dos niños allí, uno pedaleando con fuerza y rapidez, mientras que el otro lo seguía con pasos largos.

Itachi ya vivía su etapa adolescente, y Sasuke aún estaba a indicios de su niñez; era muy común en él que al estar junto a su madre y hermano siempre sonriera, lo hacía sólo porque Itachi (quien ya desde esos momentos lo consideraba un ídolo) y Mikoto le decían que les alegraba el día verlo a él tan feliz y a veces espontáneo.

No pasó mucho tiempo, Sasuke comenzaba a sentirse cansado y ya se estaban alejando bastante del vecindario, pues llegaban al final del parque en el que había sitios viables para que el pequeño Uchiha practicara.

—Vamos, Sasuke— habló Itachi tras alcanzar a su hermano, que mantenía una velocidad aceptable y más lenta—. Vayamos a descansar un rato.

El otro niño ladeó la cabeza a un costado, mirando con curiosidad a su consanguíneo, en cómo éste podía ser siempre tan diferente con él. Aquello era algo que le gustaba en secreto de Itachi, en cómo con su familia era distinto a como se mostraba en la sociedad; él era alguien distante, con pocas amistades que disfrutaba de pasar el tiempo con sus familiares. En especial con sus primos y con su encantador hermano Sasuke.

Con la (relativamente) corta edad que Itachi contaba ya sentía un amor incondicional por el prójimo. Y era tan extraño como aterrador; después de todo, no es muy común que digamos que a alguien le guste su hermano.

Sasuke descendió de la bicicleta, admirando su parte favorita de aquel parque: se trataba de una gran extensión de hierba en la que sobresalían algunas flores de colores cálidos, y en los que también habían árboles que cubrían del fuerte Sol en verano.
Al ser pequeño, le gustaba mucho toda esa variedad de tonalidades que veía en el parque y por ello siempre pedía a su madre cruzar por ese lugar cuando salía de la escuela.

Lo más hermoso de ese lugar era la gran vista que proporcionaba el prado. No podía verse nada más que la naturaleza con sus bellas tonalidades (en su mayoría) de verde vivo.
El cielo era algo que llamaba mucho su atención; era aquello tan grande que no sabía que se encontraba cruzando ese color azul.

Pequeño Hermano (Itasasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora