la luz de mi vida

CAPÍTULO 4

•Joe•

—¡Joe, espera, espera!.— Dice Regina detrás de mi, tomándome por el brazo.— Joe escúchame por favor.

—¡No tengo nada que escuchar Regina, déjame tranquilo de una maldita vez!.

—No, no hasta que me perdones.

—¿Qué te perdone? Estás jodidamente loca si piensas que te voy a perdonar.

Veo como las lágrimas caen por su rostro y la verdad no me importa.

—Joe por favor, estaba muy tomada, no sabía lo que hacía, por favor perdóname, te juro que no quería engañarte.

—¿Enserio? ¡¡Estabas teniendo sexo con tu mejor amigo, en nuestro aniversario!! ¿Y aún así me pides que te perdone?  Estás más, estás jodidamente mal. Tu y ese imbécil se pueden ir a la mierda.

—No Joe, yo te amo.

Una risa sarcástica sale de mis labios.

—¿Me amas? Claro que me amas— Digo riendo amargamente— Amas mi dinero, mi fama, y lo que te puedo brindar, eso es lo que amas Regina. Te pido de favor que te largues y me dejes en paz de una maldita vez.

Veo llegar a Kevin, y al ver la situación decide meterse y parar la discusión.

—Joe basta, este no es el lugar ni el momento para hablar de esto, mejor nos vamos.

—No, déjame hablar con Joe, tu no tienes derecho a meterte en nuestra relación.

—¿Cuál relación, Regina? Sabes perfectamente que entre Joe y tú no queda nada desde hace un par de semanas, pero claro, tu aún no lo aceptas.— Dice Kevin en medio de los dos.

—Ni lo aceptaré, porque lo nuestro no puede acabar, amo a Joseph más que a nada en este mundo.

—Y eso lo dejaste claro hace unas semanas ¿No?—Menciono con ironía hacia Regina.

—Eso fue un maldito error, Joseph, compréndelo.

—¡Error, error, error! ¡Claro que fue un error, pero el peor de todos fue enamorarme de ti! ¡¡Eso si fue un gran error Regina, y no sabes cuánto me arrepiento!!.

—Suficiente, y tú Regina, no te quiero ver cerca de mi familia, ya suficiente problemas nos has traído.

—No, no pienso dejarte ir Joe, siempre serás mío, lo ¿entiendes?, Siempre.

—Repítelo hasta que te lo creas tu misma, y te digo una última cosa, no te quiero volver a ver en mi vida ¡Te odio!— Le grito— Te odio como nunca he odiado a alguien, me das asco— La miro con repulsión.— Ahora déjame en paz de una Maldita vez.

Sigo mi camino y Kevin viene detrás de mi.