Sólo el amor nos salvará.

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Que rica estaba la cena de esta mujer, increíble, era un puchero, delicioso, de las mejores comidas que he probado en mi vida.

-Estaba muy rico Pepi.

-Gracias amor, almenos alguien educado y que se da cuenta de mis méritos. -dice mirando a su hija con cara de pícara.

-Que dices mamá, si yo siempre te lo digo, no mientas.

-Si seguro, ¿cuando?

-Siempre mamá, siempre.

-Bueno lo dirás a mis espaldas porque yo no te escucho, total dejemos esto, ¿quereis postre?

-Yo no quiero nada más Pepi muchas gracias, con el puchero voy perfecta.

-Yo tampoco mamá, me he llenado bastante.

Mientras Pepi recogía la mesa, Malú mirándome fijamente.

-Vamos a la habitación y te doy un pijama fea.

-Vale, vamos. -aún no me creía que fuese a quedarme en casa de Malú, así como así, cada cosa que dice y hace me encanta cada vez más.

Llegando a su habitación, me di cuenta que el pasillo era demasiado largo, su cuarto quedaba al fondo y el de la madre al principio, estaba aislada practicamente.

-Venga entra, no tengas vergüenza ahora, toma este pantalón y esta camisetita.

-¡Que fino es esto enana! -Me dió una camisetita finísima y un pantalón que no sé porque se llamaba pantalón porque no parecía.

-Que más da que sea fino, bueno así no tienes escusa para abrazarte a mi con el frío.

-¿Como? ¿Donde duermo yo?, -aún ni me lo había propuesto, bueno quizás lo pensé antes pero no le he hechado cuenta.

-Pues conmigo idiota con quien sino, estás cortita hoy- me dice dándome un puñetazo al brazo.

-No te metas comigo, le dije con voz triste.

-Oish mi niña no te pongas triste que me rompes el corazón, -y se lanza a mis brazos y me besuquea toda la cara.

Pasamos mucho tiempo hablando y explicandole lo ocurrido con Judit y la reacción suya fue tan expontanea que se fueron todas mis preocupaciones, ahora mismo solo pensaba en ella y en mi , las dos juntas.

-¿Te quieres echar ya en la cama conmigo y hablamos aquí?

-¡Vale!, -eso de charlar no fue muy enserio porque nada más tumbarme empezó a hacerme cosquillas como una loca.

Estábamos exaustas después de un rato riéndonos a carcajadas de las cosquillas, casi me sobraba hasta el pijamita que me prestó.

-Ya está enana, que no he reido más en mi vida, me duele el estómago y los mofletes.

-¿Que si?,-y me agarra los mofletes y me da un tortacito a mi cara.

-¡Para!, ¡Por favor!. -le dije volviendo a reir a carcajadas.

Hubo un momento intenso en el que se hizo el silencio, y una pregunta lo rompió.

-¿Qué te gusta de mi Elena?

-¿Qué?, ¿Por qué preguntas eso?

-Nada, quiero saberlo, contesta.

-Mmm. -me quedé exausta con la pregunta, no sabía que decir, que le contestaba como una fanática, como una amiga o como la persona que se estaba empezando a dar cuenta de que está enamorada de ella.

-Venga, no lo pienses si no es mentira todo, se expontánea, lo primero que te venga a la cabeza.

-Vale a ver, -fui lo expontánea que me dijo y me salieron palabras que jamás he dicho a nadie.

~Un asalto al corazón~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora