𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐓𝐫𝐞𝐬

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ʟᴇᴀʟᴛᴀᴅ...

𝐓𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮é𝐬

  ¿Qué le regalas a un hombre que lo tiene todo? Era su segundo cumpleaños que pasábamos juntos. Luego de mi cita en el salón de belleza le pedí a Igor que me trajera a la tienda que más Liam frecuentaba, tenía la esperanza de poder encontrar algo significativo para él.

Se suponía que Jay iba a ayudarme, sin embargo, han pasado ya unos veinte minutos y aún seguía esperando por él.

Tomé mi teléfono en cuanto lo sentí vibrar en el bolsillo de mi pantalón

Jay: Ya casi llego.

Resoplé y volví a guardar mi teléfono.

— ¿De verdad no se te ocurre nada?

Mire a Igor por enésima vez, tan solo volvió a negar.

— ¿Crees que un brazalete le gustaría?

— Estoy muy seguro de que lo apreciaría.

— Sí, pero Liam aprecia todo, me refiero a que si realmente le gustaría.

— Me ha hecho la misma pregunta tres veces, y va a seguir obteniendo la misma respuesta.

Suspire mirando a mi alrededor, hasta que se me cruzo por la cabeza.

— ¿Qué te parece un brazalete personalizado?

Sonrió a medias estando de acuerdo.

— Es un detalle especial.

Lo tome del brazo y lo lleve a rastras conmigo, era una persona muy pesada incluso para tirar de él. Tan solo vi la joyería en el mostrador y me acerqué, observando la variedad.

No quería tomar una tan costosa, mi duda respecto a esto era que nunca he visto a Liam utilizar algo más que su reloj.

— Buenos días, mi nombre es Lucas, ¿hay algo en lo que les pueda ayudar?

Levante la mirada encontrándome con un chico de apariencia amable.

— Necesito un brazalete adecuado para un gravado.

— Por supuesto, ¿algún material en específico? Tenemos la mejor joyería a la vista.

Señalo el mostrador el cual yo ya estaba mirando.

Había tantos, pero no podía quitarle los ojos de encima a ese que estaba en un pequeño pedestal en rojo, era de color plata con los bordes en dorado, perfecto para un grabado.

Señale el brazalete en el pequeño pedestal aterciopelado en rojo.

— ¿Qué tal ese?

Me vio a los ojos, los suyos tenían una tonalidad café muy marcada.

— ¿Le interesa ese?

— Sí.

— Es un brazalete de oro blanco con los bordes en oro amarillo.

¿Perdón?

— ¿Eso es oro blanco?

— Sí, ¿le gustaría verlo?

Mire a Igor a los ojos, él tan solo asintió.

No imaginaba cuando debía de costar aquel objeto; el chico tomo la joya y me la ofreció, tenía peso, pero no de manera exagerada, el material se sentía agradable al tacto y de cerca lucia aún más precioso.

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