Pelea de Territorios

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Narra Gun

Dolor, únicamente eso podía sentir, un horrible he insoportable dolor en la parte baja de mi vientre seguido del deseo de vomitar por el fuerte olor a sangre y desinfectante, no podía abrir del todo mis ojos, pero si sentía todo lo que me rodeaba, debí quedarme inconsciente por un largo rato ya que en este momento estoy un 50% seguro que ya no me encuentro en el callejón donde fui atacado por esa persona. El olor del desinfectante y las lejanas voces que escucho me lo confirman, conseguí abrir un poco mis ojos y todo lo que pude notar fue una brillante luz, espero que no sea la que se dice que vez cuando estas a punto de estirar la pata. Suspire cuando note que solo se trataba de un bombillo que alumbraba el techo de color gris.

Parece que he sido recogido por alguien que desconozco, pero que parece de momento no ser un enemigo, si lo fuera de seguro no se encontraría dando órdenes de un lado a otro mientras limpia mis heridas, me quejo cuando el frio algodón pasa sobre una de estas ¿¡Porque todos los doctores le hacen esto a sus pacientes!? – Oye chico ¿estas despierto, puedes oírme? – pregunto él moviendo una mano cerca de mi rostro, un lento asentimiento de cabeza es lo único que atino a responder, mi boca parece haber perdido la capacidad para soltar palabras, puedo sentir el desagradable sabor metálico de la sangre en esta.

– Ten, debes beber un poco de agua – dijo el amablemente acercando un solvente a mis labios, bebí tanto como mis miserables fuerzas me permitieron. El agua nunca se había sentido tan bien.

–Vaya en serio estoy comenzando a creer que eres un genio de la medicina amigo, por la cantidad de sangre que este niño ha derramado yo ya lo veía en el otro lado junto a mi abuelo – escuche decir a otro chico que se encontraba sentado en una esquina, su rostro aún se veía borroso al estar más lejos.

– ¡Cierra la boca imbécil! Solo sabes atraer las malas vibras – gruño el hombre que me atendía – ¿Y se puede saber dónde te habías metido? Llegaste sudando y jadeando como un puerco así que deduzco que estabas lejos – un silencio mortal fue la respuesta del otro tipo, parece que su mente no encontraba que decir.

– Por lo hinchados que se encuentran tus labios y la bragueta abierta de tu pantalón imagino que fuiste a follarte a alguien de otro territorio, verdad – dio en el clavo sin falta.

– No...no... es asunto tuyo ¡Idiota!! ¡Si ya no me necesitas para nada más me largo de aquí! – gruño el – De acuerdo puedes irte leoncito y de paso llévate a la bella durmiente contigo – vaya, ahora es que note a otro tipo durmiendo en el suelo – ¡Vete al diablo cabrón! – jajaja el pobre chico se avergonzó, salió arrastrando al que estaba inconsciente dándole un fuerte tirón a la puerta entre refunfuños y maldiciones mientras mi salvador se carcajeaba. Al terminar de reírse su atención recayó en mí.

Sentía todo mi cuerpo tan flácido como una muñequea de goma, por ello me rendí sin protestar a hacer un intento de levantarme cuando el punzante dolor en mi parte baja volvió a atacarme.

–Te recomiendo que no te muevas niño, tus heridas son profundas, fuiste apuñalado dos veces, pediste bastante sangre, estuviste en coma y tuve que hacerte una trasfusión para evitar que te desangraras – vaya por sus palabras deduzco que en verdad no estuve muy lejos de irme a conocer a Buda – Gracias – fue lo único que dije, estoy muy agradecido, pero no puedo permitirme ser débil aunque este hecho polvo – No hay de que pequeño – responde él con una sonrisa, una sonrisa muy hermosa, de seguro podría ganar un premio a la sonrisa más bella del mundojajaja,mi mente todavía está algo aturdida.

–Mantente recostado, así evitaras los mareos – dijo acariciando el cabello que cubría mi frente ¿o quizás intentaba medir mi temperatura? les confesare algo y pido que por favor no vayan a pensar mal de mí, okey, recuerden que todavía estoy malito, ahora que mis ojos se han enfocado bien y he observado detalladamente a este doctor que me ha salvado la vida me he dado cuenta de que.... es muy guapo o mejor aún súper mega guapo.