SettPhel ─ Magic Ways.

09. Mil noches.

⇀ Por mil noches - Airbag

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Luego de rechazarlo, Aphelios no volvió a hablar con Sett durante todas las vacaciones.

Tampoco impidió que Sett se marchara luego de rechazarlo, la triste sonrisa que este le dedicó antes de marcharse, aún seguía plasmada en sus pensamientos. Hubo un tiempo que sintió que era exagerado, ¿no lo estuvo rechazando todo este tiempo? Aunque jamás recibió una propuesta para formar algo serio, hasta ese momento.

No hizo nada para impedir lo sucedido y la culpa lo carcomía algunas noches. Se juró distancia, se prometió tiempo, pero también quería escribirle, llamarle; molestarlo y preguntarle cómo estaba; no tenía ningún derecho para hacerlo.

Por lo menos observaba, por los estados en su celular, que la pasaba "bien" con sus gorilas amigos y con la compañía de Soraka.

—¿No vas a hablar con él? —uno de los días próximos a regresar a clases, Kayn jugaba video juegos en el sofá que estaba junto al de Aphelios. De momentos, echaba un vistazo a su amigo, que parecía perdido observando un punto fijo en la sala.

—No —la noche anterior, después de pedirle que se quedara a dormir, Aphelios le contó lo sucedido los últimos días. No se perdió ningún detalle sobre lo sucedido con Alune y Sett, lo de Soraka lo dejaría para otro momento.

No quería que Kayn también pensara mal de ella, pese a que en el encaro no dijo nada más que la verdad. El pelilargo siempre se pondría de su lado.

El pálido pegó las piernas sobre su pecho, la misma posición que en el parque y que optaba cada vez que estaba relajado o quería pensar. Estiró el largo buzo que tenía para que también cubriera sus piernas, esperaba no estirarlo demasiado, aunque en este momento no importaba. Kayn pausó el juego y lo miró con una de sus cejas levantada, apuntándole el abrigo.

—¿Tampoco vas a devolverle eso?

—Me olvidé, y tengo frío —se excusó, aprovechando a ocultar el rostro entre las rodillas. Por un momento, el aroma de Sett lo ahogó y su fuerte recuerdo chocó en sus pensamientos. Aquel fue el día en que cruzó todo límite impuesto y lo besó, del mismo modo fue ese oportuno el que hizo que buscara diferentes canciones entre su extenso reproductor de música para luego enseñárselas a Sett en los momentos a solas. ¿también no era el día que lo llamó chico luna? Necesitaba tener más memoria para los recuerdos.

Tanteó torpemente su cuello, en busca de algo que no estaba allí ni en su hogar. El collar, el precioso collar que dejó olvidado debajo de la almohada del rojizo, suspiró frustrado al percatarse recién ahora; no estaba acostumbrado a cargar con collares o anillos. Aunque tenía una buena excusa para verse con Sett después del regreso a clases... Él iría a buscar su collar y, a su vez, devolvería el pulóver.

—Ya tuvimos esta conversación antes, con las chicas —Kayn irrumpió el viaje por sus pensamientos, regresando a prestar atención en su amigo. El pelilargo le dedicó una tranquila sonrisa y la correspondió, recordando la pijamada en donde sus sentimientos eran un descontrol, igual que ahora, pero al menos podía disimularlo—. ¿No vas a contarles?

—Más rato, quizás, no quiero arruinarles la felicidad de hacer los trajes —al final, aceptaron ir como las muchachas querían, por lo que estaban confeccionando sus trajes para el carnaval de bienvenida—. ¿Y Zed? —cuestionó curioso, el día de ayer no estuvo con él, y era extraño no verlo pegado a su celular, escribiéndole. Kayn retomó su atención al juego, sin responder.