Adrenaline - Hyunmin

ʚ | You'll be fine

❴ ｍｉｅｒｃｏｌｅｓ ━ ２１ ：２１ ❵

Pasos inexactos, temblorosos, acompañados por pequeños traspiés que casi hacían caer al dueño que en esos momentos dejaba que las lágrimas trazaran sus mejillas, humedeciéndolas. No le importaba estar chocando contra la gente, no le importaba que lo vieran en ese estado. Sólo quería estar lejos, lo más lejos posible de lo que había presenciado y había roto su alma dejándola atrás, abandonada. Dolía y dolía muchísimo.

¿A eso se le llamaba "tener el corazón roto"? ¿Esa sensación de pérdida, de desesperanza, de negación, de tristeza, de no querer seguir... era eso? Era realmente agobiante tener tal mezcla de sensaciones que terminaban haciéndose sentir vacío, roto y con unas ganas incontrolables de llorar que hacían doler su pecho y su garganta como mil demonios.

Dichosa la vez que me enamoré de ti, de tu sonrisas, de tu forma de hacerme sentir único y especial.

Su respiración había empezado a ser forzada, sus piernas empezaron a temblar y sólo deseaba llegar a esa zona boscosa donde sabía que estaría desolada. Sus labios se apretaron, sollozó limpiándose torpemente las lágrimas de sus mejillas y en un impulso de desaparecer de la vista de los demás, corrió para cruzar la calle antes de chocar con un último chico.

Un último aliento, varios chillidos y una bocina que cada vez sonó más grave fue lo último que pudo sentir el chico antes de ver solamente oscuridad.

❴ ｌｕｎｅｓ ━ ０８ ：５８ ❵

Hyunjin había estado repartiendo sonrisas falsas que al menos parecían sinceras gracias a sus hoyuelos que siempre lo hacían ver más adorable, así que se libraba de preguntas incómodas, sobretodo de los sanitarios. Al menos, estaban tan ocupados que no podían ni preocuparse por él y lo agradecía porque no tenía muchas ganas de entablar una conversación.
                         
Justamente a las siete de la mañana había recibido dos mensajes de voz de Seungmin que no se atrevió a escuchar, no se sentía preparado de hacerlo, al menos; no a primera hora de la mañana. Quería llegar al hospital despejado y poder estar animado con los auxiliares y enfermeros. En vez de escuchar al pelinegro, estuvo hablando con Chan, expresándole sus inquietudes que fueron calmadas por las palabras del menor. Justamente cuando había bajado del tren, habían acordado verse durante la hora del almuerzo. Por eso, Hyunjin se excusó con los sanitarios y bajó los dieciséis pisos –con ascensor, claro está–, para encontrarse con su amigo en la entrada.

Hyunjin sonrió más calmado al encontrarse con él, a parte de Jeongin, era la persona con el que últimamente había empezado a ser más cercano. Siempre habían sido buenos amigos y solían hablarse, con la diferencia que desde la fiesta, lo hicieron más frecuentemente.
                         
—Buenos días Hyunjin~. ¡Me gusta cómo te queda el pijama de prácticas! Woah, te sienta muy bien —comentó asombrado el actualmente pelimorado, estudiando su figura con detenimiento —. Espero que a mí me quede igual... El mío está algo desgastado, pero me lo dio el enfermero que vive enfrente de mi casa.
                         
—Buenos días, Chan —rió con un toque de vergüenza, mirándose a sí mismo —. Es bastante cómodo —confesó pasando sus manos por la tela de esta, tirando de los bordes para intentar quitarle las arrugas —. ¡Estoy seguro que a ti te quedaría mejor! Tienes mejor figura y tu cabello morado contrastaría mejor.

—Exageras —el brazo del pelimorao rodeó el cuello de Hyunjin y lo dirigió hasta la cafetería del hospital, sin dejar de mirarlo —. ¿Qué tal con Seungmin?
                         
Su mirada se veía atenta y preocupada, y el menor suspiró mirando sus zapatillas blancas que dejaban entrever dos calcetines igual de blancos; "¡Tienes que llevar toda la vestimenta blanca!", habían repetido una y otra vez los profesores que impartían la asignatura.
                                                                                                     
—Bueno... ¿mal? No lo sé. Quiero hablarle, lo extraño, pero... a la vez no me apetece hablar con él porque recuerdo a BamBam y me duele —se encogió de hombros sin demasiado ánimo, y notó como su amigo lo estrechaba en ese agarre —. Me envió un par de audios más, ¿puedo escucharlos contigo?