ʚ | Hospital Samsung de Seúl

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Unos ojos expectantes y ojerosos observaban el vestíbulo del hospital Samsung Medical Center, pudiendo mantenerse abiertos por la excitación que el cuerpo del chico mantenía en sus venas al ser la primera vez que pisaba el hospital como estudiante de prácticas.

A su pesar, el cansancio acompañaba esa excitación por la luz de sus vasos sanguíneos, logrando arrancarle bostezos cada minuto cristalizando sus ojos y asimismo, nublando su visión, causando que su atención se perdiera por cualquier rincón de la sala junto con las palabras de los enfermeros tutores y responsables de la evaluación. Enfermeros, pacientes, médicos y más profesionales de la salud entraban y salían por la puerta principal constantemente, desviando la atención del chico con pelo castaño sin complicación alguna. No es que estuviera aburrido, pero la noche anterior no había podido echar ojo en ningún momento, y ahora la falta de sueño lo estaba haciendo pagar las consecuencias. Y apenas eran las siete y media de la mañana.

Volvió a levantar la cabeza cuando, inconscientemente, cerró los ojos cómodamente y los músculos de su cuello y hombros habían perdido la capacidad motora creando un cabeceo que sobresaltó a su dueño. La alteración que había creado momentáneamente acelerando su frecuencia cardíaca logró mantenerlo completamente atento a la interminable explicación de una de las enfermeras; no más alta que 160 centímetros, pelo corto y negro, una voz suave y agradable. El otro enfermero se posicionaba justo a su lado, kilométrico, atractivo y cabellos tan oscuros como las de su compañera. Se percató de la situación tan cómica que se presentaba al ser el hombre prácticamente más de treinta centímetros más alto que la veterana enfermera. Dejó escapar una pequeña risa que resonó por todo el grupo, el sueño parecía haber desactivado los filtros que debían haber bajado su tono de voz, y prácticamente todas las cabezas se giraron para mirarlo.

—Perdón. —rápidamente se disculpó con su voz ronca, incluso desentonó en esa simple y corta palabra, causando una risa general, no maliciosa, de sus compañeros de curso.

Se había sonrojado un poco, no acostumbraba a tener toda la atención en él, y menos interrumpir las explicaciones de sus superiores. El castaño siempre había sido un alumno calmado, bondadoso y buen estudiante. Pocas veces hablaba en clase, de hecho, le ponía nervioso que sus compañeros quisieran comentarle la más mínima cosa porque le impedían pillar todas las palabras que los profesores soltaban con esa velocidad que ni un robot sería capaz de apuntar con resúmenes y siglas. Definitivamente debía comprarse un ordenador portátil y evitar terminar con la mano incapacitada por las torturas que le daban cada tarde.

El chico tenía horario de las clases por la tarde. Era un horario generalmente rechazado, pero no apreciaban el verdadero placer de tener clase en ese horario: no tener que madrugar. Realmente era un gozo, cuando no se encontraban en época de exámenes, podías despertarte perfectamente a las diez de la mañana y tenías tiempo para hacer lo que debías. Aún así, en clase siempre había sueño. Por la mañana era causado por tener que madrugar, y por la tarde porque era hora de la siesta. Del sueño nadie podía librarse. Las prácticas al segundo año, se impartían al horario contrario del que estabas cursando. Por lo tanto, si tenías horario de mañanas, ese año te tocaba las prácticas por la tarde, y a la inversa.

Sin darse cuenta, nuevamente se encontraba atrapado en las redes de sus pensamientos que se volvían como las telarañas cuando no descansaba las horas suficientes. No se percató que ya estaban anunciando las unidades respectivas para cada pareja de alumnos.

—Hwang Hyunjin, harás las estancias clínicas en la planta 16, unidad 2. Corresponde al servicio médico de neumología y cirugía ortopédica, traumática y plástica.

Se hizo el silencio y nuevamente todas las miradas fueron a parar a un desconcertado Hyunjin recién rescatado de su mente.

—¿Uhm? —tragó saliva nerviosamente, creyendo que ya había vuelto a meter la pata.

Adrenaline - HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora