ʚ | Joyfulness

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—Estás reaccionando bien a los antibióticos y a la medicación, así que estoy seguro de que antes del viernes vas a tener el alta, Seungmin. —fue contando el doctor Jongin, colgándose el fonendo alrededor de su cuello después de haber auscultado los pulmones del pelinegro, el cual se veía más vivo, con más color, y no tan deshidratado —. Seguro que debes tener ganas de volver a casa, ¿verdad?
                         
Nada más expresar esa pregunta, Seungmin desvió la mirada hacia Hyunjin, que tenía todo el material necesario para poder administrarle el fibrinolítico en el espacio entre sus pleuras, y también la bolsa de antibiótico que ya tocaba cambiar.

Y ambos sonrieron, con una sonrisa dulce, genuina.
                         
—Seungmin ponte bueno —ese era Sicheng, el cual parecía acompañar siempre a Jongin, al menos, siempre que el doctor lo visitaba, siempre iba acompañado por él —. Me pondré triste si no te recuperas.
                         
Seungmin rio por lo adorable que era al chico, y alzó su mano para acariciar sus cabellos.
                         
—Me pondré bien, Sicheng. Te prometo que lo haré si tú me prometes que vas a entrar a medicina y, en un futuro, serás uno de los mejores médicos de Corea.

La amplia sonrisa que se esbozó en los labios de Sicheng fue casi suficiente para que Seungmin sintiera un máximo regocijo dentro de su cuerpo. No lo habría dudado sino fuera que... tenía a Hyunjin. La única persona que realmente le quitaba todos sus males.
                         
—Ah... ¡te voy a extrañar! —lloriqueó el chico, que no pudo evitar abrazarlo con fuerza, y Seungmin correspondió el abrazo entre risas, acariciando su cabello.
                         
—Ya nos veremos hasta que me den el alta, Sicheng —lo intentaba calmar con más caricias en sus cabellos, siendo observado por un Hyunjin atontado que adoraba ver a Seungmin siendo cariñoso con los demás.

—Ya nos tenemos que ir, Sicheng. Mañana por la mañana nos pasaremos, cuídate mucho, ¿está bien? —rodeó los hombros de Sicheng para evitar que se enganchara al pelinegro y este se despidió de ambos chicos alegremente.
                         
—Gracias por todo, doctor —se despidió también y finalmente se quedó solo con Hyunjin.
                         
Este lo miraba con una expresión de adoración y al darse cuenta de su trance, rió avergonzado, apresurándose a cambiarle la bolsa de antibiótico. Pero Seungmin lo detuvo, tomándole de las muñecas para acercarlo. Y el trance de Hyunjin volvió nada más sentir los labios del mayor contra los suyos, en un beso simple, largo y lleno de cariño.

Fue tan inesperado para Hyunjin que el menor lo besara que la sonrisa boba de sus labios no se fue, ni cuando se inclinó más contra él, acariciando su cuello con la mano que no sujetaba el antibiótico, todo mientras dejaba unos seis besos más sobre sus labios. No sabía si prácticamente era adicto a besarlo, o cuando lo hacía nunca sentía que era suficiente, por eso siempre buscaba besarlo más.
                         
—Tengo ganas de volver al piso... y poder verte en mi cama y no en esta.
                         
Cuando Hyunjin expresó una risa un tanto nerviosa, Seungmin se percató de que lo que había dicho... sonaba realmente mal. Sus manos viajaron por la piel de su cuello, y le dio un último beso antes de soltarlo, ya que no quería distraerlo más.

—Eres un malpensado, Hyunjinnie. —susurró avergonzado, volviendo a acomodarse en la cama. Escuchar la risa ajena era tan revitalizante para Seungmin que olvidaba cualquier dolor o malestar que tuviera.
                         
—No es mi culpa que digas cosas que se puedan malpensar —respondió con un tono de niño pequeño y tomando un par de guantes que guardó en su bolsillo se los colocó.
                                                               
—Si no tuvieras la mente turbia no lo harías —observó a Hyunjin, que sonreía con cada cosa que decía, cerrando la llave del equipo de suero para poder desconectarlo de la bolsa ya vacía y conectarlo en la nueva. La volvió a abrir, regulando la velocidad. Puchereó porque iba demasiado lento y en un inicio fue a buscar si había una obstrucción en el equipo de suero, el cual se reutilizaba en cada cambio de bolsa.

Adrenaline - HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora