ʚ | Serenity

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La relación entre Seungmin y Hyunjin parecía que había vuelto a alzarse en el cielo después de haberse sumergido en un mar de malentendidos y errores de los cuales ambos se sentían ahogados. Y ahora, sus alas, sanas, secas y fuertes, serían capaces de mantenerse rozando las nubes por un largo tiempo.
                
Todo el tiempo libre que Hyunjin tenía, lo usaba únicamente por Seungmin, para asegurarse que estaba bien a través de mensajes, para verlo cuando era hora del almuerzo cuando tenía el descanso dentro de las prácticas, o antes de entrar o después de salir de clases. Aunque no lo dejaban entrar muy a menudo, Hyunjin se quedaba esperando fuera y se informaba del estado de su ¿amigo? a través de su madre.

El mayor se sentía estresado por la necesidad que tenía la sociedad para etiquetarlo absolutamente todo, por eso intentaba no pensar en lo que debían tener entre ellos. Estaba claro que no eran pareja, pero tampoco eran amigos y aún menos amigos con derecho. Era todo tan complicado, pero para él tan perfecto que no quería preocuparse en ponerse una etiqueta.
                         
Él quería a Seungmin y poco a poco se daba cuenta que Seungmin también lo quería a él. Y no importaba nada más que eso. Eso era más que perfecto.
                         
Seungmin poco a poco había estado recuperándose hasta que lo devolvieron a su respectiva habitación, la 17-2. Aunque deseaba estar más en casa que en el hospital, el que estuviera justo en esa habitación, le hacía recordar cuando conoció a Hyunjin. Además... que eso significaba que lo iba a ver diariamente.

Hyunjin había terminado de hacer la higiene al paciente con fractura de tibia, vecino de Seungmin y a cada rato estaba atento del estado de Seungmin. Este estaba cubierto por la colcha y dos mantas, que las tenía hasta su barbilla y a veces creía haberlo visto tiritar, además que suspiraba y expresaba pequeños quejidos.
                         
—Seungmin... ¿estás bien? —preguntó durante un momento, después de que la conversación con el paciente había terminado. Le sabía muy mal hacer caso a otro paciente cuando estaba curando, lavando o poniéndole medicación a uno. Por eso, solamente había estado observando al menor de vez en cuando, reteniendo sus ganas de tirarse encima de él para cuidarlo y asegurarse que estaba cómodo y se sentía bien.

—Uhm... me encuentro algo mal. Creo que tengo fiebre —susurró detrás de la cortina, usando una pequeña pausa porque parecía que le costaba respirar —. Me duele el tórax cuando respiro.
                         
—Ahora venimos a verte, Seungmin —anunció Namjoon, terminando de remeter la colcha bajo el colchón, y fue a recoger toda la ropa sucia —. ¡Muy bien, Moonkyu! Ya hemos terminado, ahora puede descansar.
                         
—Gracias —susurró el abuelo con una cálida sonrisa.
                         
Hyunjin ayudó a dejarlo todo como estaba y tiró los guantes dentro de la basura que habían entrado en el baño (le habían enseñado que todo el material desechable que se usaba en una habitación debía tirarse dentro de esta y no sacarla fuera), y seguidamente se dirigió hasta la cama de Seungmin y bajó una de las barandas para mantenerse cerca de él.

—¿Te sientes mal? —preguntó con un tono triste, tocando dulcemente su frente con el dorso de sus dedos, notando que sí, estaba caliente —. Estás ardiendo...
                         
La mano de Seungmin fue a buscar la de Hyunjin, posándola contra su propia mejilla. Hyunjin se mordió el labio al ver una de las sonrisas más bellas que Seungmin podía brindarle.
                         
—Cuando me tocas me siento tan bien... —su mirada se perdió en los ojos de Hyunjin, que se veían maravillados por el accionar de Seungmin —, y cuando estoy cerca de ti.

Como si sus cuerpos se hubieran conectado, cuando Hyunjin se había acercado aún más a él, las manos ajenas habían rodeado su espalda, para acercarlo.
                                                                                                     
—Eres tan adorable... algún día vas a matarme —susurró muy flojo el mayor de los dos, que terminó recorriendo el rostro de Seungmin con dulces besos, notando como ardía algo más, por el sonrojo que se había instaurado en este.

Adrenaline - HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora