11 - Chat❄

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Jason Walker - Echo

"Voy a ordenar algo para que cene, señor."

TaeHyung levantó la vista de su libro y se remojó sus resecos labios. La verdad algo de comer no le vendría mal. Llevaba mas horas de las que debería sin ingerir bocado; solo leyendo en el sofá.

"Okay." asintió hacia el beta que, sin mediar mas palabras, se volteó hacia la puerta. "NamJoon..." llamó.

"Sí, señor."

"¿Por qué seguimos en Seul?" inquirió finalmente. La pregunta llevaba tanto tiempo en la punta de su lengua que creyó reventar cuando la soltó. "Si..., si ya no está SuWoong-hyung, ¿por qué seguimos sin volver a casa?"

El beta se acomodó el nudo de la corbata y demoró en contestar.

"El amo Min sabe lo que hace." expuso al final, con convicción.

Y TaeHyung no tenía duda.

"Sí. Él sabe."

Con un asentimiento NamJoon retomó su camino a la puerta y desapareció.

TaeHyung permaneció con la mirada fija en dicha puerta por un tiempo. Los motivos por los que Yoongi no terminaba de una vez la estancia en Seul eran desconocidos hasta por el propio NamJoon, lo que descartaba que fueran por trabajo. Sin embargo, la confianza ciega y plena en que Yoongi estaba haciendo algo correcto por la familia picaban en su mente.

Min TaeHyung ha escuchado esa frase desde que tiene memoria.
"Deberías intentar parecerte más a tu hermano".

Al inicio solo dicha por gente sin importancia. Los criados de la casa, su estirada profesora de frances o sus tías lejanas que aparecían una vez por año.

Una tarde arrastró sus muñecos hasta la sala donde un socio chino esperaba le atendieran. El hombre le miró con asco cuando le mostró los viejos juguetes de Hoseok.

"MoonByul permite que su hijo alfa juegue con muñecas para omegas. Que desastre."

El extranjero masculló frases en su idioma, quizás sin pensar que un chico de ocho podría tener cierto dominio de el. TaeHyung se arrepintió de saber el idioma, de tomar las muñecas de su hermano y de intentar mostrárselas al señor que esperaba aburrido a su mamá. Lloró en su cuarto toda la tarde y las palabras fenómeno, desviado y vergüenza se abrieron paso a la fuerza en su vida por primera vez.

Comenzó a prestar atención entonces y, para su sorpresa, incluso su familia pensaba de esa manera. No usaban aquellas palabras que tanto dolían en su pecho, pero tenían una forma partícula de indicarle cuan decepcionados estaban por su comportamiento.

La mirada de decepción de MoonByul no necesitaba palabras para acompañar. Tampoco la indiferencia de Yoongi.
Pero dolían.

Sintió sus ojos picar y maldijo en voz baja, pasando el dorso de su mano por sus mejillas ante el temor insano de que alguna gota resbaladiza le delatase.

Un Min no llora. Un Min hace llorar. Un Min hace cosas peores que solo hacer llorar y TaeHyung no es ciego. Sabe, ha visto y ha tenido que tocar.

Pero no puede hacer. No puede hacerle mal a nadie, ni siquiera teniendo motivos.

Es el material dañado de los Min.

Y como si le hubiesen avisado de su momento de debilidad, la puerta de su habitación se abre y Min Yoongi entra como un tornado.

No parece molesto.

Espera que no lo esté.

Entra quitando su ropa como si fuese su propia habitación. Lanza la chaqueta sobre la cama y se desprende de la camisa sin sacarle todos los botones. Solo la saca por su cabeza y se despeina. Su cabello es largo, pero no se hace bultos como el suyo. No. Parece acomodarse de inmediato y caer perfecto en su lugar.

Ciel Brûlant❄ MYG & PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora