XXIII. Corresponder.

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Cuando se alejaron por algo de aire, la chica se había ido. Nadie con sentido común se quedaría a observar como dos personas se comían la boca.

Neji y Tenten se quedaron callados. Una incomodidad tangible.

Tenten sin saber como reaccionar.  Su sabor y calidez seguía en sus labios. Sus manos picaban con ganas de más.  Observó de reojo al genio en su cuerpo. Tomaba su té de forma tranquila. Abrió la boca para romper el silencio absurdo, desviandolo de alguna forma.

—Tenten, he estado buscándote.

Ambos voltearon la cabeza a la entrada, en un incontrolable dejá vú. De pie, con una mirada fuerte y los brazos en la cadera, estaba Sabaku No Temari.

—Me voy en breve, necesito hablar contigo.

Ambos castaños se vieron a los ojos y sin esperar más, Neji se levantó siguiéndola, desapareciendo del restaurante.

El nerviosismos invadió a Tenten, en el cuerpo de Neji. ¿Qué es lo que necesitaba Temari? Temió por que dijera algo que no debería.  Dio un largo tragó a su té y rebuscó en su bolso para pagar y largarse.

—Neji — Una ruidosa voz habló hasta sentarse a su lado.

¿Acaso hoy era el día donde eran los más buscados? Torció los labios al ver unas cejas grandes y una sonrisa incontrolable.

—He escuchado algo ahora, ha sido sin querer.  Ayame, la hija del hombre del ramen le comentaba a una chica del pueblo un rumor caliente. Y quiero saber que tan cierto es.

Neji frunció el ceño, con la molestia de que Gai hubiera hecho alguna otra cosa imperdonable.

—¿Has salido con una chica de la aldea?

Tenten pensó en como contestar eso, sin que sonara a excusa o utilizando las palabras correctas.

—No puedo creerlo.— Negó con su cabeza defraudado, pensando que ese silencio era afirmativo.  —Pero ¿y Tenten?

Su corazón dio un brinco.

—¿Qué tiene que ver Tenten en esto?—Habló en un vago intento de obtener información.

Lee lo miró con total confusión e intriga. Tenten se movió incomoda en su asiento, aveces Lee era tan observador. Lee simplemente sonrió.

—Nada escapa de mi intuitiva observación minuciosa de pequeñas acciones significativas hacia ella —Habló orgulloso— ¿le has dado el broche?

La castaña percibió su músculo cardíaco detenerse y emprender una marcha desenfrenada al instante. Sintió sus mejillas enrojecer. Sus ojos se movieron inquietos a todos lados y fue consciente de la mirada fijamente burlona de Lee.

Debía controlarse. Neji Hyuga no se sonrojaba. Se aclaró la garganta para dirigir la atención a otra cosa.

—No.

—Si estos rumores llegan a ella, podría malentender las cosas. Hace casi un mes lo compraste en la aldea de la luna. Dáselo y ya. Por una vez en tu vida no analices las cosas.

Sentía sus manos temblar en sus rodillas ante la inminente verdad que se abría ante ella. Neji Hyūga había comprado algo especialmente para ella. Un recuerdo se agitó en su mente.

En la aldea de la luna ella observó un broche muy bonito rojo con tallado de flores. En esa ocasión ella no pudo comprarlo por qué había gastado innecesariamente dinero en equipamento, antes de irse de la misión. Se maldijo por sus prioridades.

En esa ocasión encontró a Neji saliendo de la tienda con una pequeña bolsa de tela en la mano.

—¿Qué has comprado, Neji?

El Hyūga sólo desvió la mirada, ocultando su compra en su bolsa. No respondió a curiosidad de la castaña. 

Ahora tenía sentido ese comportar tan distante al suyo. Él no solía dejarla con la palabra en la boca. Aleteos en su estomago.

Un penoso y analítico Neji vino a su cabeza. No le había podido dar el broche, aquel que la vio observar con detenimiento. Ella no supo que había sido objeto de atención de Neji en ese momento. Un mes y no se había atrevido.

Su interior se enterneció.

Ella era correspondida. Sonrió sin poder contener los latidos cálidos en su pecho.

Entrecruzados [Nejiten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora