XIX. Explosión interior.

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Siempre se dice que se aprecia una calma antes de la verdadera tormenta.

El huracán le había explotado en la cara. Certero, sin aviso.

Tenten, en el cuerpo ajeno, levantó sus manos observando la piel blanquecina. Tragó saliva mientras se levantaba. Miró a su alrededor y fue consciente. El sueño se esfumó lo suficiente para contemplar la habitación del genio Hyūga.

Se levantó de un salto y fue corriendo al espejo de piso que había junto al armario. No supo cuanto tiempo estuvo viendo el reflejo que le devolvía el objeto reflejante. Detallando cada centímetro.

Su torso desnudo, unos pantalones holgados para dormir. Su cabello despeinado descendiendo por su espalda. El sello de maldición causando peso en su frente. Y esos ojos malva.

Esos malditos orbes aperlados que siempre le quitaban el aliento. Estaban ahora ahí, a su total disposición.

Estaba en el cuerpo de aquella persona que aceleraba su corazón a su completo antojo.

No podía ser cierto.

¿Era acaso un tipo de brujería? Primero Gai y Neji. Ahora ella y Neji. O acaso... ¿había cambiado todo el equipo y alguna de las bestias tenia su cuerpo?

Se sintió desfallecer ante esa imagen.

Debía salir de ahí, buscarlos y ver que jodida mierda había sucedido. Y lo que más le importaba. Ver quien tenía su cuerpo. Dejó salir un grito frustrado de sus labios.

Entonces nuevamente una frase vino a su cabeza.

-Estoy en el cuerpo de...Neji.

Su rostro colapsó en un color escarlata mientras se acercaba al espejo. Sus blancos dedos tocaron la piel de su rostro con un ligero temblor. Su corazón desembocado. Mejor dicho. El corazón del genio. Sus largos dedos se deslizaron por su mejilla. Un estremecimiento recorrió su espina dorsal al sentir la piel suave bajo su tacto. Su corazón estaba por salirse en cualquier momento. Tragó saliva y sus dedos acariciados sus labios.

Esos labios que tantas veces quiso poseer. Sintió la textura. Su forma y sus límites. Estaba tocando la razón de sus delirios.

Contempló nuevamente su reflejo. Vio el rostro Hyūga con la mano en los labios y un extenuante sonrojo en sus mejillas. Ese reflejo le resultó tan...adorable y encantador que cerró los ojos siendo más conscientes del martilleo en su pecho.

Así se veía el genio sonrojado.

Atesoró el recuerdo y entonces sacudió la cabeza priorizando la lógica en su cabeza. Se dirigió al closet y se detuvo de pronto.

Necesitaba orinar.

De verdad, urgentemente, necesitaba ir al baño.

Tragó saliva varias veces, sin moverse de su sitio. Sus manos temblaron con fuerza.

Sin ser consciente caminó al baño y se quedo de pie, frente al inodoro. ¿Qué debía hacer?

Santa mierda.

Siempre soñó con besar al genio Hyūga. Pero esto era una maldita broma. Era otro nivel. Otra cosa.

Tenía que bajar el pantalón o se haría encima. Y si eso pasaba tendría que limpiar y aún así lo vería.

Sintió su visión nublarse cuando en un movimiento rápido bajó el pantalón junto con la ropa interior y salió.

Aquello que no había ni imaginado.

Lo miró tan fijamente que sus mejillas ardientes y el temblor en sus manos se intensificó. Estaba hiperventilando.

Lo tocó y su interior explotó.

Sin saber como lo logró hizo sus necesidades, salpicando cual inexperta y se colocó la ropa normal que el Hyūga utilizaba con el corazón en la garganta.

Si iba a morir, podía hacerlo ahora, sin problema lo aceptaría.

Entrecruzados [Nejiten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora