XXV. Suavidad

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Esta debía ser una broma.

¿Cómo pudo dejarse arrastrar en tal situación vergonzosa?

En momento Temari la había convencido  obligado, a ir a comprar un par de cosas al área comercial de Konoha. Al siguiente la rubia la había metido en un vestido bastante revelador rojo que le llegaba a las rodillas, unas zapatillas de tacón y lo había empujado, más específicamente había empujado al cuerpo de Tenten, a ir a buscar al genio. Es decir, a el mismo, a su cuerpo.

Sus mejillas hacían juego con el vestido entallado. Aún recordaba el reflejo del cuerpo femenino en el espejo del vestidor.  Curvas, perfectas y suaves curvas.  Caderas anchas. Un sostén blanco y bragas blancas encaje. Neji Hyūga estuvo a punto de colapsar, se le paró el corazón mientras sentía su rostro arder en llamas ¡De verdad que no quiso ver!

Una risa resonó en lo profundo de su cabeza.  Mentira.

Su torpe caminar por las zapatillas le avegonzaban y mas al ser centro de atención.  ¿Cuánto más debía ser avergonzado para cumplir aquello tan malo que había realizado? Dio un paso mal y se torció su pie. Se recuperó con torpeza y caminó ignorando las risas a su alrededor.

¿Cómo podían las mujeres soportar tan martirio por algo de elegancia?

Temari había dicho la mentira más grande al empujarla a cazar al genio.

"Deberías tomar medidas más drásticas. Tal vez a Neji le guste que seas mas femenina"

La fuerza e imponente personalidad de la descendiente de la arena le impidió contradecirla. Más considerando que de acuerdo a las personalidades, tal parecía que la rubia no aceptaba un no. Neji se vio obligado a ceder.

Sin embargo Neji apretó los labios. Él no buscaba una chica femenina o superficial. Él quería a Tenten, por como era. Segura de si misma, sencilla y cálida. Adicional, la imagen que el espejo le devolvía le confirmó que ella no necesitaba todo esto.

Una punzada de culpa lo sentenciaba con fuerza. Se negaba a aceptarlo.  No lo diría en voz alta jamás.  Imperdonable, era algo inaceptable.  Sus propias hormonas lo impulsaron a colocar las manos en sus pechos.

Se justificaba diciendo con fuerza que era para acomodar el escote del vestido.  Pero lo sintió a través de la tela.

Suavidad.

Como si quemaran había apartado las manos, un cosquilleo en ellas. Su excusa, fue encima de la ropa. No más.  No vio nada más.

Pervertido.

Se repetía una y otra vez en su cabeza.

Fue traido a la realidad cuando su cuerpo abrió la puerta. Fue consciente del asombro bastante expresivo en su rostro nada expresivo. Los ojos malva recorriendo su figura.

—Temari —Explicó.

El entendimiento llegó a su rostro y torció la boca.

—Salgamos.—Impuso más que preguntar.

Una risa escapó del rostro Hyūga y lo siguió hasta llegar al cine. Un lugar donde debías estar en silencio y en la completa oscuridad. Nada mejor para pasar unas horas y seguir el juego que Temari le había impuesto.

Para fingir ser Tenten. Solamente por eso.

Entrecruzados [Nejiten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora