•Estafador•

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Las horas pasaban demasiado lentas, parecía que los relojes en el circuito no funcionaban y siempre quedaban las agujas en el mismo sitio.

Miraba con poco interés las publicaciones e historia de mis redes sociales mientras bebía de mi capuchino.

Me encontraba sentada en un pequeño sofá del box perteneciente a Valentino. Mi hermano, Uccio, me trajo con la excusa de que si no me obligava él a salir, no lo haría nunca. Y era verdad, pero preferiría estar en casa envuelta en una frazada en mi cama mirando una serie mientras comía chocolate y papas fritas.

Pero bueno, no siempre se cumplen los deseos de uno. Heme aquí.

- Janet- dejé de prestarle atención a mi celular para observar a Luca.

- Hola Luca- sonreí y me senté en una mejor pose ya que estaba toda desparramada en el sofá. Dejé un espacio libre y el se sentó junto a mi.

- ¿Estás aburrida?-.

- Amm digamos que tuve momentos mejores- bromeé y nos reímos- ¿ya corriste?- no estuve prestando atención a nada de lo que hacían desde que llegué.

- No, Valentino va a manejar en el auto, mientras están acomodando las motos-.

- ¿Vos no manejas autos?- pregunté ya que siempre que vine estuvo arriba de una moto.

- Si, pero me gustan más las motos, pero  cuando maneje te voy a llevar a dar una vuelta- sonreí.

- Me encantaría, avísame antes así vengo con ropa más adecuada para la ocasión- el río asintiendo. Hablamos un rato más pero tuvo que irse ya que lo llamaron por algo sobre su moto.
Volví a mi actividad ignorando al resto de gente perteneciente y no perteneciente al equipo. Comencé a sentir una mirada sobre mi, aunque en realidad la siento desde que llegué.

Ya cansada de esa sensación comencé a buscar disimuladamente si alguien realmente me estaba mirando o solo era paranoia mía, pero deje de lado la última opción cuando dos faroles celeste apuntaban a mi dirección.

Valentino estaba sentado a un costado del auto esperando que estén los últimos detalles para salir a las pistas.
Volví a bajar la vista al aparato entre mis dedos, pero no duro mucho ya que cierta persona se sentó junto a mi. Dejé de presentar atención luego de unos minutos en donde solamente sentí su mirada en mi.

Al levantar la cabeza su semblante el cual estaba serio pasó a ser uno sonriente.

- Hola- algo quería, estoy segura.

- Hola¿ Cómo estás?- le seguí el juego.

- Bien, muy bien. ¿Vos?-.

- Tengo hambre de papas fritas- formé un puchero, era verdad.

- ¿Y por qué no pedís en la cocina? Están trabajando-.

- Uccio no me deja- hablé en un tono indignante.

- ¿Por que?- pregunto riendo.

- Porque ya comí anoche y me dijo que no puedo vivir a base de papas fritas-.

- Bueno, en eso tiene razón. Tenés que comer otras cosas además de eso-.

- Pero yo quiero papas- mi yo infantil salió.

- Hagamos un trato- propuso.

- ¿Cuál?- lo miré achinando la vista.

- Si subis al auto conmigo le digo a Uccio que te deje comer papas fritas-.

- Trato- extendí mis mano para sellar el pacto.

- Oh... fue más fácil de lo que creí- aceptó mi mano.

•ONE SHOT•|| VALENTINO ROSSI ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora