Capítulo 1

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- Sí, ella es Violeta, una joven de 22 años que trabaja en mi peluquería de Santa Pola. -escucho a mi jefe decir por teléfono mientras yo le plancho el pelo a una fiel clienta.

-Pero mi marido me dice que no está bien regalarle tantos bombones.  -me explica la clienta doña Carmen, pero yo hago como que la escucho aunque en realidad, no paro de intentar comprender porque mi jefe me está nombrando.

-No, claro que no. Estaríamos encantadísimos de que participara. -me mira él y sonríe. -Genial, envíame la solicitud por correo. ¡Mañana mismo la tienes rellenada y firmada! -dice con alegría.

Mi jefe Ricardo se dirige hacia mi con una buena cara, acariciándose las manos como si fuese un malvado de películas. Me da la sensación que lo que tiene que decirme es algo malo, que me hecha del trabajo o algo así. Tengo miedo. No quiero que me despida. En esta peluquería estoy muy contenta con el trato de mi jefe, de mis compañeros y con el de las clientas que acuden al salón, no quiero cambiar nada.

-Violeta, tenemos que hablar.

¿Escucháis eso? Bueno pues es mi corazón que acaba de romperse, ¿vale? Mi despido ha llegado. No sé en que momento la he cagado pero habrá que continuar hacia delante. Ya veré como se lo toman mis padres, seguro que tengo que volver a su casa, con todo lo que me ha costado tener mi vida lejos de casa, con mi novio... Espera un momento. ¿COMO SE LO VA A TOMAR ANDRÉS? Seguro que se enfada o algo. Por favor, señor mío, que no me despida.

-Violeta. Tengo que el honor de decirte que estas convocada para ir a trabajar al convenio de peluqueros en Milán, junto con mi mujer. Madeleine, está rodando una película en Italia y necesitan una peluquera para trabajar allí y he decidido en darte a ti la oportunidad, porque sí. Ya me darás las gracias.

Mi cara es de sorprendida total, no me cuadra nada. ¿Trabajar yo en Milán? ¿Ir yo a Italia? ¡Que guay por lo menos no me despide! Amo mi trabajo y no quiero cambiarlo por nada y si encima trabajo de peluquera en Milán, ¡Pues mucho mejor!

-Me alegro de que te alegres, Violeta. Toma. Tendrás que rellenar y firmar este informe y mañana traerlo. El viaje de avión sale el lunes.

-¿El lunes? -abro los ojos como platos.

-Sí, el lunes.

Dios mío, el lunes es el cumpleaños de Andrés. No puedo irme el lunes a Italia.

-¿Hasta cuando es? -pregunto con curiosidad.

-Hasta que acabe el rodaje. Ponle entre seis o siete meses.

-Guao. -de la sorpresa, me quedo blanca.

No me esperaba para nada esto, sé que es mejor que el echo de que me despidiera... Pero ir yo a Milán. El lunes. Sola. Tengo que recapacitarlo con la almohada.

-¿Puedo tomarme la tarde libre? -pregunto.

-Claro, ves a hacerte la maleta. -dice entre risas.

Mi jefe tiene un sentido del humor diferente al de los demás, se ríe de todo, y cuando digo todo, es todo. Una vez, en una reunión de peluqueros de la comarca le entró un ataque de risa solo porque dijeron la palabra "cloaca". Él decía que era graciosa y así estuvo durante diez minutos.
Volviendo a casa, comienzo a pensar en cómo decírselo a Andrés, a Mandy, a mis padres... No sé cómo empezar. Supongo que se alegrarán por mi, ya que es la primera vez que saldría de España sola, a trabajar y a permanecer ahí durante bastante tiempo. Seis meses no se pasan rápido...

-Hola cariño. -me saludó Andrés con un beso en la mejilla mientras yo solo me dedicaba a sonreírle.

-¿Todo bien? -me preguntó entrando en la cocina.

De cero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora