• Capítulo dos •

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Axel despertó un poco alterado a consecuencia del fuerte dolor en su herida. Se sentó en la cama, quejándose un poco por la incomodidad.

Quitó las cobijas molesto, descubriendo su pierna; comenzando a masajear suavemente su tobillo adolorido.

Le molestó un poco el rayo de luz que se asomaba por las cortinas. Pero se dió cuenta de que ya había amanecido.

- Uggh... -Contestó cansado, tallando sus ojos con ambos puños.

Luego miró a Saúl, quien aún dormía a su lado. Solo que este no tenía su playera puesta; en algún momento de la noche se la quitó para dormir un poco más cómodo.

El moreno le daba la espalda, seguía un poco acurrucado entre las almohadas y las mantas. Aún estaba profundamente dormido.

Axel prendió su celular para mirar la hora. Ya eran las 10 de la mañana. También observó que no tenía ni internet, mucho menos señal.

Miró de nuevo a Saúl, esta vez un poco asustado.
El aroma del rizado era diferente.

No pudo deducir si estaba molesto, angustiado o en celo tal vez. Lo único que sabía era que estaba pasando por una emoción bastante fuerte.

Se sobresaltó un poco en cuanto Saúl respetó de golpe, unos segundos después sentandose en la cama.

- Mmm, maldita sea... -Susurró disgustado, poniéndose de pie.

- H-hola... -Saludó Axel, llamado la atención del alfa.

- Hola... -Contestó rápidamente, mirándolo mientras recogía del piso su playera de color negro.

- ¿Estás bien? -Se atrevió a preguntar.

- S-si... ¿Por qué?

- No por nada...

- Solo tuve una pesadilla, nada más. -Contestó con una sonrisa. Sabía que Axel lo notó inquieto.

- Ah...ya veo, ¿Y de qué trataba esa pesadilla?

- Mmm. Preferiría no hablarlo, espero que no te moleste.

- No, claro que no. Está bien.

Axel y Saúl escucharon un pequeño sonido; similar a un zumbido. Buscaron con la mirada que era aquello que sonaba.

El pelirrojo dejó su mirada estática en el piso, justamente a un lado de donde estaba. Empalideció completamente y abrió sus ojos asustado.
Una enorme serpiente estaba ahí, enrollada en si misma.

- Eh...Q-que...q-que... -Tartamudeó con su voz temblorosa, señalando al animalito. Saúl volteó de inmediato.

- ¡Aquí estás, hermosa! -Habló tranquilamente el moreno; caminó hasta la serpiente y la tomó entre sus manos, el reptil se enredó rápidamente en su brazo.

- ¿Que mierda? -Preguntó asombrado.

- Es mi mascota. Bueno, una de ellas.

- ¿¡Tienes más!?

- Dos más. ¿No es linda? -Preguntó orgulloso.

- ¡No! Es peligroso tener serpientes.

- ¡Para nada! Las que tengo no son venenosas. Además, me quieren mucho. Tanto como yo a ellas.

"¿Que loco de mierda tiene serpientes en su casa?" -Se preguntó Axel mentalmente, mirando sorprendido como Saúl parecía de lo más normal; mirando y tocando con tranquilidad a la serpiente.

- ¿Te dan miedo? -Preguntó el ruloso.

- S-si...algo...

- Se supone no se deben escapar de dónde las tengo, pero son unas astutas hijas de perra...y se las ingenian para salirse. -Ambos chicos rieron nerviosos.

 ❝19 / 10❞ ; ❲𝐒𝐥𝐚𝐱𝐥❳ ִֶָDonde viven las historias. Descúbrelo ahora