Narra Erick.
La familia de Christopher se estaba comportando muy amablemente, el golpe me dolía y de eso no había duda, pero el tiempo me iba a recompensar de alguna forma.
- Chris, voy a estar bien.
- Mejor pasa la noche aquí, tu madre estaba muy alterada - recordó.
- Ten el celular a mano, cualquier cosa te llamo. ¿Si?
- Eso no me deja tranquilo pero está bien, por favor háblame de inmediato.
- Claro.
Su familia no estaba al tanto de nuestros acercamiento, no sabía si quizás tenían sospechas pero era mejor así, mientras más alejado mantuviera a Christopher de todos sería algo a mi favor.
Caminé tranquilo, aquel aparente temor que fingí tener nunca estuvo realmente.
- Ven aquí ahora mismo - ordenó mi madre, quien por cierto se encontraba sola.
- Dime.
- No voy a permitir que ocurra lo mismo, aléjate de ese chico o te juro que voy a tomar otras medidas.
- ¿Crees que me importa? - reí en forma de burla.
- No entiendo que hicimos para que te comportes así. ¿Qué pretendes con ese chico?
Me senté lo más cómodo posible en lo que mi madre me miraba temerosa por lo que mis actos comenzaban a demostrar.
- Christopher me interesa.
- ¿Harás lo mismo con él? ¿A caso se te olvida que casi te vas a la cárcel por la estupidez que hiciste? ¡Abre los ojos!
- Eso es pasado, Chris es mi presente y quizás si tienes razón, sufrirá pero me tendrá a mi y te cuento mamá, está dispuesto a todo por mi - sonreí.
- Esta vez no te lo voy a permitir, eres mi hijo y si tengo que tomar medidas serias, lo haré.
- Sé específica.
- Te voy a internar, necesitas tratamiento psiquiátrico y créeme que me duele pero es por tu bien - respondió.
En un repentino impulso lancé todo lo que se encontraba en esa pequeña mesa de centro, la molestia y el enojo eran mi peor lado.
- Atrévete, a ver quién sale perdiendo - desafié.
- Hijo, por favor.
Subí las escaleras con gran velocidad para encerrarme en mi único espacio libre, no lograba pensar en nada más que en la advertencia de mi madre.
Lleve mi mano a una parte en específico de mi ante brazo, hice tanta presión para lograr que mis huellas quedaran marcadas que terminé por conseguirlo.
Hice lo mismo en varias zonas de mi cuerpo, mi última salvación era él.
- ¿Por qué no contestabas? - preguntó apenas acepté la llamada.
- Lo siento...y-yo, no escuché.
- ¿Por qué estás llorando?
- No te preocupes, estoy bien.
- Dime que pasa o voy a tu casa, habla - exigió.
- Ayúdame - pedí en un perfecto llanto fingido.
- ¡Qué pasó!
- Mi madre, me trató horrible y...me hizo daño.
- Busca lo necesario, voy por ti.
- ¡No quiero que te metas en problemas! Mi madre no me dejará salir.
- Claro que sí, ya salgo.
Me levanté algo adolorido por las propias lesiones causadas por mi, sin embargo mi objetivo se cumplía poco a poco.
Esperé lo suficiente para que la puerta se hiciera escuchar, tomé lo necesario para bajar y dar paso a mi perfecta actuación.
- Tú no sales - advirtió mi madre apenas me visualizó.
- Déjelo salir.
- Déjame pasar - pedí.
- Por favor, señora no quiero ser grosero.
Mi madre se hizo a un lado en lo que aproveché de caminar hasta donde se encontraba Christopher, por fuera sufría, por dentro estaba feliz por esto.
Hice una mueca de dolor apenas él tomó mi brazo, bastaron segundos para ver unas marcas recién echas.
- ¿Q-Qué?
- Fue ella - susurré.
- ¿Está loca o que le pasa? ¿A caso no quiere a su hijo? - encaró Christopher.
- ¡Claro que quiero a mi hijo y si no quiero que salga es por tu bien, Erick no te hará feliz!
- Chris, vamos - pedí.
- Si se atreve a lastimar una vez más a mi novio, no voy a responder y se lo advierto desde ya - amenazó.
Caminé a la par de él no sin antes devolver una amplia sonrisa para mi madre, esto apenas comenzaba.