Me mantuve fuera de la habitación escuchando claramente como su llanto no se detenía, no me sentía mal, sin embargo, tampoco estaba feliz.
- Christopher - llamé al pasar.
- Déjame solo.
- Llevas todo el maldito día llorando.
- ¿Y que quieres? ¿Qué me ría? Mira como me dejaste, mira estas marcas - enseñó.
- Fue tu culpa, habíamos quedado en algo y lo sabes - recordé.
- ¿En qué te afecta si voy o no a visitar a mis padres? Si tanto me quieres al menos deberías intentar llevarte bien con ellos - reclamó.
- Lo hice con ellos, con tus amigos y no resultó.
- ¿Realmente me quieres Erick? - preguntó entre lágrimas.
Avancé hasta sentarme a su lado, los golpes si estaban bastante hinchados y sus ojos ya no tenían ese color normal de siempre.
- Te amo, actué mal pero es para protegerte.
- Pero los golpes me dañan, yo no quiero una relación así, de un momento a otro has cambiado mucho y no confías en mi.
- Es que si no me dieras motivos...
- No te los doy Erick, eso es lo que me duele y no quiero seguir con esto, se acabó.
Vi como tomó camino a uno de los muebles de la habitación tomando un par de cosas, mi respiración se agitó tanto que por un momento sentí falta de aire.
- No, Christopher.
- Déjame pasar.
- Es nuestra casa, no puedes irte por eso.
- Necesito pensar, te amo y sé que quieres cuidarme pero no logro entender por qué actúas así.
- Chris, por favor no te vayas, lo siento no quise dañarte - abracé.
- Pero lo hiciste y no una vez.
- Te prometo que no pasará de nuevo, te lo juro pero no me dejes solo, Chris - pedí aferrado.
- ¿De verdad me lo juras?
- Te lo juro, todo tiene una explicación, yo no te quería golpear.
- Tranquilo, cuéntame.
Intenté que mi cerebro recibiera las señales que me provocaran un llanto creíble, esta era mi oportunidad de retenerlo.
- Fui a ver a mis padres, como me lo pediste.
- ¿Pasó algo? ¿Qué te hicieron? - preguntó con preocupación.
- Nada, pero me dijeron cosas horribles, te vi salir de la casa de tus padres y mi mente colapsó, sentí mucha impotencia y la descargué contigo, en verdad lo siento mucho - pedí nuevamente.
- No llores, no me gusta que lo hagas, lo siento mucho - abrazó.
- Yo no te quería hacer daño.
- Te creo amor y perdón por no escucharte, si lo hubiera sabido no te habría culpado, fue mi culpa...soy un idiota.
Sonreí ante el vuelco que dio la situación, comenzaba a conocer cada vez más sus puntos débiles y eso era algo a mi favor.
- Te amo, no quiero que te vayas Christopher, sabes que solo te tengo a ti, sin ti te juro que me muero.
- No digas eso - pidió serio.
- ¡Es la verdad! Que sentido tendría estar sin ti, el de día que pase te juro que prefiero matarme.
- Eso no pasará porque jamás te dejaré solo, soy tuyo. ¿No lo recuerdas? - rió tierno.
Quedé paralizado ante esa sonrisa, di pequeñas caricias en su rostro procurando no causarle dolor.
- Me gustas mucho - dije sincero.
- Voy a ser mejor por ti, te prometo que me cuidaré más y seré lo que tú te mereces Erick.
- Verás que todo es por nuestro bien, nadie más que yo te va a valorar como yo lo hago.