Terminé de secar mi cabello luego de un relajante baño, Christopher poco a poco se volvía más dependiente de mi.
- ¿De verdad no quieres comer? - preguntó al abrir la puerta.
- No, gracias así estoy bien.
- Mira esas marcas Erick. ¿Por qué no me hablaste con la verdad?
- Porque son mis padres.
- ¿Y eso les da derecho a que te maltraten?
Mis padres eran los únicos al tanto de mis actos, pero su cariño y amor de padre los volvía ciegos.
- ¿Serías capaz de hacerme daño Christopher?
- Claro que no, menos ahora que es cuando más tengo que cuidar de ti - respondió.
- ¿Puedo recostarme un momento?
- Am, puede ser.
- ¡Chris! - exclamé entre risas.
Me tomó tal cual un bebé, esa fortaleza corporal sin duda era muy distinta a la mental, Christopher era fácil de manipular.
- Espera, espera.
- No, no quiero - cubrí mis piernas con una almohada.
- Solo déjame ver.
- ¿Crees que me gusta que veas todas esas marcas que tengo?
Dio una respuesta negativa en lo que poco a poco quitaba aquella almohada de mis piernas. Sus suaves caricias en cada marca provocadas por mi, hicieron que mis párpados descendieran cerrando por completo mis ojos verdes.
Me incliné lo suficiente para hacer un pequeño juego con sus labios, dentro de todo Christopher era un chico hermoso.
- ¡Quiero besarte! - se quejó.
- Eres perfecto.
- Me encanta estar contigo Erick.
- ¿Si? Entonces promete que nunca me vas a dejar, que serás solo mío - pedí con incentivación.
- Tienes que convencerme.
Con ambas piernas atrapé su cuerpo para que el acercamiento fuese definitivo, lo deseaba, de eso no había duda.
Por la presencia de sus padres en casa nos tuvimos que limitar a cualquier ruido fuera de lo normal, era algo extraño sin embargo ya tendría tiempo para que eso no fuese un impedimento a futuro.
- Hoy si quiero - hablé agitado.
- No podemos hacer ruido, mis padres están en su habitación.
- Ven, vamos.
Lo guié hasta el baño de su habitación no sin antes asegurar que la puerta estuviera asegurada, ambos estábamos en una posición de excitación que ya no era controlable.
Traté de quitar mi ropa en la parte inferior con suma rapidez, sin embargo, su ayuda fue lo que apresuró nuestro objetivo.
- No es tu primera vez. ¿Verdad?
- No - respondí.
- ¿Quieres que utilice...?
- Tira esa mierda - dije lanzando aquel condón.
Tomó mi cuerpo pegando mi espalda a la helada cerámica de la pared mientras sus brazos sostenían mi peso, no era algo habitual de mi parte tener relaciones en un baño pero lo estaba disfrutando.
- Shhh - pidió tapando mi boca.
Por el reflejo del espejo podía notar como las venas de sus brazos comenzaban a predominar, fue tanto el placer que me causó aquello que como pude subí y bajé aumentando la velocidad de sus embestidas.
- ...hazlo rápido - pedí esta vez con mis maños apoyadas en el lavamanos.
- Solo disfruta.
- Créeme...¡ah! Que lo hago.
- Te quiero Erick - susurró con besos repartidos en mi cuello.
- Qué tanto.
- Demasiado, ni yo creo saber cuanto te quiero y te necesito.
Giré mi cuerpo estampando mis labios en los suyos, aquí ya no había vuelta atrás y Christopher poco a poco lo comenzaría a entender.
- ¿Y si nos vamos? - propuse.
- ¿Irnos?
- Sí, no quiero que nadie se interponga entre nosotros, ni tus amigos, ni mi familia y en un futuro tampoco la tuya.
- Pero...
- Piénsalo Chris, seríamos tan felices lejos de todos y sin que nadie sepa en donde encontrarnos. Quiero ser tuyo, solo tuyo.
- Es una decisión algo complicada, yo amo estar aquí.
- Pero yo estoy solo, sabes que eres lo único que tengo.
- ¿Pero irnos Erick?
- Tienes que complacerme, demuestra que me amas...o prefiero irme - advertí.
- ¿Irte?
- Sí Christopher y créeme que si algo me pasa, quedará en tu consciencia.
