|17|Lluvia de meteoros.

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Jaden.

—Dulces sueños princesa.

Susurro escuchando solamente su respiración pausada, al otro lado de la línea indicándome que ya se encuentra dormida. Corto la llamada y cuando estoy a instante de marcharme, escucho un objeto caer al suelo seguido de un quejido, que no logro diferenciar si se trata de un hombre o una mujer. Me percato que el sonido viene del despacho de los señores Evans, pero es imposible que sean ellos puesto que hace unos minutos se encontraron fuera, y no he visto pasar a nadie por aquí.

Decido acercarme y verificar que todo esté bien, la puerta se encuentra entreabierta y puedo divisar una sombra.

—¿Quién está ahí?—pregunto, pero como no responden decido entrar. Al hacerlo no encuentro a nadie, solo puedo observar que la ventana está abierta.

Doy media vuelta para salir, mi mirada cae en una pequeña foto que está en el piso, la recojo divisando la imagen de Ciara. Es extraño encontrar esta foto aquí, ¿Quién pudo haberlo dejado? ¿Isobel?

Salgo del despacho encontrándome con Hazel, que me mira confundida.

—¿Qué hacías ahí?

—Escuche algo y Vi una sombra. Pero cuando entré ya no había nada.

—¿Una sombra?

—Así es —me acerco a ella.

—Crees que, ¿Se haya llevado algo?—inquiere, tomándome de la mano.

—No lo sé, lo más probable es que haya sido así—acaricio su mejilla—. Tienes que decirle a tus abuelos.

—Lo haré, pero no hoy—acomodo un mechón de su cabello, detrás de su oreja—. Deberíamos ir con los chicos, nos están esperando.

—Deberíamos—asiento, y ella hace el ademán de retirarse pero la detengo—. Pero antes, quiero hacer esto.

Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura, acercándola más hacia mi. Acerco mi boca a la suya uniendo nuestros labios en un beso lleno de necesidad, de hambre. Quería hacerlo desde el momento en el que la vi, y por su mirada supuse que también quería lo mismo. Pero no lo hice, no quise incomodarla.

No puedo esperar más, necesito decirle todo lo que siento por ella. Por lo tanto, tengo planeado confesarle mis sentimientos pronto. Y ese día ya está cerca.


[…]


Hazel.

Recuerdo que hace unos años cuando era el cumpleaños de Jaden, me levantaba muy temprano. Me arreglaba y corría a la cocina encontrándome con Isobel allí, para después prepararle un pastel.

Podría decirse que hoy es un día como ese, pero ya no es Isobel quien prepara el pastel, sino, yo sola. O al menos, eso es lo que trato de hacer. 

«Creo que te está quedando mal Hazel»

Miro el desastre que tengo en la cocina y luego posó la vista en la mezcla. Se ve algo pegajosa y muy espesa, se supone que no debería verse así. Resoplo llena de frustración, debo hacer otra antes de ir con los chicos a la fiesta que le organizaron.

El día de ayer hicieron otro  picnic, en honor al cumpleaños de Jaden. Debería haberse hecho hoy, pero ninguno de los chicos podía y por ese motivo lo adelantaron.

Kyle entra a la cocina y se queda inmóvil al ver todo el desastre. Lleva unos pantalones y una camiseta, su cabello se encuentra húmedo. Me mira arqueando una ceja.

—No sabia que tú hobby ahora, es la repostería—dice, avanzando hasta mi.

—Estoy intentando hacer un pastel—musito con algo de vergüenza. El mira la mezcla y mete un dedo, lo levanta trayéndosela con el. Definitivamente está muy pegajosa.

—Si, bueno. Te está quedando horrible—comenta. Y tiene toda la razón—¿Por qué lo estás haciendo?

—Bueno, es que… Jaden está cumpliendo años—murmuro, completamente sonrojada.

—A el si le haces pastel y a mí no que soy tu primo—se hace el ofendido. Volteo los ojos.

—Supéralo Kyle—me echo a reír—. Seguramente Brendan te hizo muchos antes de que vinieras—el ríe, pero luego su mirada cambia a una preocupada—¿Ocurre algo?

El me mira y puedo ver en sus ojos un destello de angustia.

—Mi tía anoche me dijo algo que me dejó un poco inquieto.

—¿Qué te dijo?

—Que tal vez debería comprometerme con las hijas de los Cooper, solo para afianzar lazos—hace comillas con los dedos. No puedo creer que mi abuela le haya dicho eso.

—¿Y tú qué le respondiste?

—Que no lo haría, porque ya tengo una pareja—que le haya dicho eso, me hace sentir orgullosa. Al fin a dado el primer paso—. Lo estuve pensando durante toda la noche y, tomé la decisión de contarles todo antes de irme.

—Sabes que cuentas con mi apoyo Kyle. Y si quieres que esté presente en ese momento, ahí estaré.

Forma una leve sonrisa y me abraza.

—Gracias por tanto enana—murmura. Se aleja y me mira a los ojos—. Pero cuando eso ocurra solo debo estar yo, y así enfrentarlos de una vez por todas.

Le muestro una sonrisa reconfortante. El es como un hermano para mí y no pienso dejarlo solo en este momento. Solo espero que mis abuelos puedan comprender a Kyle, y aceptarlo tal cual es.


[…]


Las horas pasan volando y llega el momento de ir a la fiesta. El pastel al final lo terminó haciendo Kyle, una de sus tantas cualidades es saber cocinar. Las chicas ya están listas, la única que falta soy yo. Me he tardado en arreglarme porque estaba enviando el regalo a Jaden. En estos momentos ha de estar recibiéndolo.

Termino de aplicarme el labial y salgo de mi habitación con el bolso en la mano, las chicas ya están dentro del auto. Subo en el asiento de copiloto.

—Ahora si. Nos podemos ir corazones.

—¿No se te está olvidando algo Hazel?—interroga Heather, mientras busca una canción.

—Uhm, no—musito confundida. Trato de recordar si he olvidado algo.

Alice asoma su cabeza desde el asiento trasero, quedando en medio de Heather y yo.

—Corazoncito. Se te está olvidando el pastel.

¡El pastel! Cómo es que he podido olvidarlo. Golpeó mi frente y niego. Bajo del auto y me dispongo a ir por el.

—¡Hazel espera!—escucho que grita Heather. Volteo y veo que se está riendo—. El pastel está aquí.

¡Agh! Esas dos me han engañado. Cuando estoy de nuevo dentro del auto, las dos estallan en carcajadas. Miro el asiento trasero y observo el pastel a un lado de Alice.

—Ya dejen de reír y vámonos—protesto, y abrochó el cinturón de seguridad.

Heather calma su risa y pone el auto en marcha. El viaje no resulta ser tan largo mientras escuchamos a Coldplay. Llegamos a una cafetería muy bonita, una que me trae muchos recuerdos de mi infancia, en especial demos padres.

Aubrey dijo que en este lugar trabaja el papá de Jaden, y como lo conocen desde hace años les han dejado hacer la dieta aquí. Esta cafetería es muy distinta a Dream’s Coffe. Mientras que está última se caracteriza por ir todos los amigos, aquí se siente el ambiente familiar, muy cálido y armónico.

Cuando salimos del auto el aire pega contra mi rostro, observó el sol a instantes de ocultarse. Es tan hermoso.

Entramos a la cafetería y vemos a Thomas hablando con unos chicos. El nos mira y sonríe acercándose a nosotras.

—Bellezas—saluda con un beso a cada una—. Han llegado justo a tiempo. Bryce ya viene en camino con Jaden.

—Creí que no llegarían hasta las siete—digo, tendiéndole el pastel al ver que me lo ha pedido.

—Se supone que sería así, pero al parecer hubo cambio de planes.

Comenta y nos hace una señal con su cabeza, para que lo sigamos. No hay muchas personas solo unas cuantas, a medida que avanzamos Thomas nos dice que son amigos de la universidad. Llegamos a una mesa donde se encuentra Aubrey, y me sorprende ver a la mamá de Jaden aquí.

Tenía años sin verla.

—Iré a llevar esto a la cocina—dice Thomas,antes de perderse por un pasillo.

Aubrey nos mira y se levanta a saludarnos con una abrazo efusivo.

—Chicas. Ella es Lena Taylor, la madre de Jaden—nos presenta Aubrey—. Lena, ellas son las chicas de las que te he hablado hace un momento.

Lena saluda a las chicas. Cuando su mirada recae en la mía puedo ver un atisbo de preocupación en sus ojos, que cambia rápidamente por alegría. Se acerca a mí y me envuelve entre sus brazos, tardo unos segundos en reaccionar y corresponderle.

—Dulzura, ¿De verdad estás aquí?—se separa, y me escudriña con su mirada. Yo asiento—. Isobel no me dijo que habías regresado.

—Llegue hace tres semanas—indico. Ella sonríe y acaricia cabello.

—Estas tan hermosa. Y has cambiado tanto—me mirada arriba hacia abajo, provocando que me sonroje.

—Usted no sé queda atrás, señora Lena.

—Hazel, ¿Otra vez con las formalidades?—lleva una mano a su cintura—. Antes de irte me llamabas Lena.

—Lo sé—suelto una risita—. Solo estaba siendo respetuosa—arrugo la nariz.

—Pues yo quiero que me llames Lena—objeta y aprieta mi nariz. Enseguida mi corazón se arruga, ese gesto solía hacerlo mi madre siempre que arrugaba la nariz.

«Te extraño tanto mamá»

Escucho que unas personas felicitan a alguien, volteo y me encuentro con la mirada de Jaden. Las personas a nuestro alrededor desaparecen en cuanto sus ojos se cruzan con los míos. Los dos caminos hacia el otro, pareciera como si nuestros corazones se llamaban. Nos acercamos más y más, hasta quedar uno frente al otro.

Detallo cada uno de sus rasgos, desde sus hermosos ojos azules hasta sus carnosos labios. Mi corazón late fuerte «Respira Hazel».

En este momento me doy cuenta que… amo a Jaden.

—Gracias—susurra y toma mi mano, entrelazándola con la suya.

—¿Por qué?

—Por recordar ese momento.

Sonrío dandome cuenta que se refiere al cuadro, al obsequio que le he dado. Uno muy especial para el, para nosotros. Uno que descubrí hace unos años gracias a él.

Lluvia de meteoros.

—Bueno. No es el original, pero lo hizo un gran artista callejero que conocí en Londres.

Jaden suelta una risa y da un beso en la comisura de mis labios.

—Ahora quiero conocer a ese hombre y felicitarlo por haber hecho un gran trabajo.

—Tal vez lo hagas.

—Tal vez lo haré.

—Chicos, no sé si lo recuerdan pero, aún seguimos aquí.

Thomas interrumpe nuestro momento mirándonos divertidos. Todos nos observan y siento como mi rostro se calienta por la vergüenza. Jaden ríe al ver mi reacción y en su mejilla aparece ese hoyuelo que tanto me encanta.

Me aprieta a el en un abrazo, mi nariz queda pegada en su pecho e inhalo su aroma impregnado en su camisa.

No quiero que esto acabe nunca.


¡Feliz Domingo, bombones!

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¡Feliz Domingo, bombones!

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