Seis de diciembre.

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En la vida siempre habrá días que podamos clasificar como días buenos y días malos, usualmente una persona embarazada es mucho más sensible y percibe con mayor fuerza la carga de sentimientos porque es más susceptible a los canbios.

Louis no se puede quejar demasiado porque la mayoría de sus días son buenos, Harry es atento, su bebé se mueve lo suficiente para hacer notar que está ahí pero no tanto para incomodar y él está llevando bien el cambio hormonal, sin embargo, los días malos aunque son pocos son horribles.

Justo como aquel domingo. Harry ha descansado en su trabajo y por petición de Louis se han quedado acostados en el nido haciendo nada. No es precisamente porque no quieran pero el bebé ha estado muy inquieto, se mueve mucho y no deja que su madre descance demasiado, además toda la comida le parece asquerosa, tiene unos cambios de temperatura horribles y para colmo tiene los pies hinchados.

¿Está molesto por cómo se siente? Sí.

Muy enojado.

Está molesto porque es día de descanso de su esposo y en lugar de dejar que descanse está ahí, cumpliendo sus berrinches.

"¿Ya te sientes mejor, mi amor?" Tarareo suave Harry manteniéndose fuera del nido, en días como aquellos prefería solo entrar cuando Louis se lo pidiera, así respetaba su espacio.

"No." Fue sincero. "Me siento como la mierda, odio esto."

"No es verdad, amor." Styles se rió entre dientes mientras tomaba asiento a la orilla del cómodo nido. "Solo estás cansado."

"Tú no me vas a decir cómo me siento." Gruñó el ojiazul mirándolo con recelo. "Yo soy el embarazado, no tu. No sé porque acepté tener a tu hijo."

"En primera, no lo aceptaste, fue una sorpresa." Debatió el rizado, Louis volvió a gruñirle. "En segunda, no me gruñas, estás siendo grosero conmigo y no te estoy faltando al respeto." Trato de no sonar demasiado duro, sabía que eran temporadas difíciles y no quería pelear.

"Déjame en paz, Harry." Se dió vuelta entre las sábanas para darle la espalda.

"Lou..." Suspiró tallandose los ojos con su mano izquierda. "Venga, mi amor, no es mi intención molestar, ¿vale?"

"A veces eres irritable." Rodó los ojos con molestia.

"Y tú eres hermoso." Se encogió de hombros.

"No me estés molestado, eres odioso, te odio." Acarició su vientre cuando el bebé se movió.

"Tú eres lo que más amo." Cuando Louis se giró hacia él, le sonrió dejando que en sus mejillas se vieran sus hoyuelos.

"Me caes mal." Termino girandose de nuevo para ver a su esposo.

"Eres mi persona favorita, Lou." Poco a poco se metió en el nido.

"Ugh, eres horrible." Hizo una mueca cuando el bebé pateó. "Un tonto e insoportable."

"Bueno, tu eres mi hogar." Como si fuera un pequeño cachorro se acercó al cuerpo de Louis y enterró su nariz en el cuello del omega llenándose de sus dulces feromonas.

Y aunque Louis estaba molesto, no lo alejo. Lo dejo estar ahí, llenándose de su aroma a bebé y omega, porque sabía que lo necesitaba, sabía que se necesitaban mutuamente porque no solo era un mal día para Louis, sino también para su alfa también porque era un inexperto en el tema, estaba aprendiendo, igual que él.

"Perdón por todo lo que dije." Se disculpo después de unos minutos. "No era cierto, sabes que te amo y me moriría sin ti."

"No te preocupes, mi amor, porque todo lo que yo te dije sí es en serio." Dejó un pequeño beso sobre la marca brillante y ligeramente plateada. Preciosa. "Tú siempre vas a ser mi hogar."

Christmas dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora