Veinte de diciembre.

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Cuando Harry vio el coche de su madre estacionado fuera de su hogar, no imaginaba para nada el caos que había dentro de casa. Aunque bueno, tampoco sabía que esperar con las visitas imprevistas de Anne.

"¡Harry, cielo! Por fin llegas, Louis está por quedarse calvo." La dulce omega le besó las mejillas apenas cruzó el umbral.

"Solo fui al súper, mamá." Se quejó dejando que la sonrisa apareciera en su rostro, aunque rápidamente se esfumó cuando encontró a Louis en la cocina con los ojos llorosos. "¿Qué sucedió?"

"Intentó bañar al mocosito y salió un poquito mal." Gemma apareció en su campo de visión cargando a su pequeño hijo enfundado en un mameluco de Panda, después de dejar las bolsas del súper en la cocina abrazo al ojiazul, quien solo se escondió en su pecho soltando todavía pequeños hipidos.

"Solo se asustó un poco, es todo." Anne sonrió tranquilizadora mirando a su hijo. "Ya le he enseñado a cómo debe hacerlo y a qué temperatura debe estar el agua, así que tomenlo con calma."

"Pude haberlo lastimado..." Hipo Louis frotando su mejilla contra el torso del alfa en busca de consuelo. "¿Y si quemaba su piel? Soy tan mala madre... Dios mío, ¿en qué estaba pensando?" Y ahí estaban nuevamente los sollozos que tanto les había costado calmar a las dos mujeres.

"Tranquilo, mi amor, está bien, el bebé está bien." Se inclino para besar la frente del omega y limpiar las lágrimas que corrían por sus mejillas. "Él está sano y es lo que importa, ¿si?"

"Todos nos equivocamos, Lou. No nacemos sabiendo ser padres." Anne intervino. Ella entendía perfectamente la sensación de haber fallado como madre.

Era duro, complicado y que siempre te dejaba con el mal sabor de boca si no lo hacías bien. Ella misma lo había vivido con sus dos hijos.

"El está bien, mi amor, míralo." El rizado se hizo a un lado para que pudiera ver a su bebé jugando con los dedos de su tía.

"Me esforzaré en cuidarlo más..." Fue un murmuro suave, pero que los hizo asentir un poco más tranquilos, seguros de que tal vez la crisis más complicada ya había pasado. "Está bien, mi bebé está bien."

"Lo está, Lou." Gemma asintió dejando al cachorro en brazos de su madre. "¿Ves? Todavía te quiere." Señaló cuando el bebé se acurrucó en el pecho del omega, Louis se rió.

"Todavía me quiere." Confirmo sin despegar la mirada del niño entre sus brazos.

Nuevamente ahí estaba la sensación de paz, abundando en su pecho y floreciendo a través de todo el cuerpo. Harry suspiro bajito cuando también sintió la paz invadirlo.

"Gracias por haber venido, chicas. Tal vez sin ustedes Louis se habría vuelto loco." Agradeció el ojiverde mirando alternativamente entre su madre y hermana.

"Todo bien, Harold. Sabes que me gusta ayudar." Poco a poco retomaron algunas actividades. Anne preparaba algo de comer mientras Gemma cortaba algunas frutas y él acomodaba la despensa que acababa de comprar.

No es que Louis fuera una mala madre, era simplemente que nadie le había enseñado a cómo ser mamá. No te dan un libreto donde dice cómo hacer las cosas o por qué las debes de hacer, no te explican que el bebé llora por todo o incluso que tampoco es bueno que este dormido tanto tiempo.

Las personas solo esperan que sepas hacer las cosas porque ya te volviste madre y lo peor, es que si no lo haces bien, no solo es fallarte a ti, sino también a un pequeño bebé del que eres todo su mundo y a toda la gente alrededor que solo está de metiche esperando ver en qué te equivocas.

Christmas dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora