Cuestiones de Ciencia y Progreso

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THE FIRE AND THE FLOOD

Capítulo 13
CUESTIONES DE CIENCIA Y PROGRESO

Un suspiro lánguido y agotado escapó de los labios de Nazuna Hiwatashi.

Había anochecido, después de un atareado y frustrante día. El incidente del escenario, el caos que los medios hicieron al respecto. Y no es que desdeñara ser el centro de atención aun en momentos de pánico, pero tener más de cinco reporteros de prensa tanto humana como beastman acorralándola con incesantes preguntas por lo sucedido y por la víspera del evento, era tan apetecible como una migraña mezclada con un aneurisma.

Bien podría agradecer que Marie cumpliera casi profesionalmente con su deber de "mánager" y al menos se había dignado a responder a la mayoría de las interrogantes de los medios, aun con su premisa de "entrevista exclusiva con costo extra".

El resto del ensayo no se pospuso, pero la cabeza seguía martilleándole por todo el tropel entre revisiones de vestuario, iluminación... ah, y la condenada canción que concretaba el numero estelar del repertorio.

Y todavía tenia que practicar los últimos estribillos.

Rayos...

Abrió con un cansado bostezo la puerta del apartamento. El silencio y la oscuridad del interior le recibieron con casi estremecedor vacío. Su mano se posó a tientas sobre la pared en busca del interruptor.

Y sintió unos nudillos extraños sobre sus delgados y temblorosos dedos.

El grito, por reflejo quedó ahogado cuando la estancia se iluminó y su mirada atónita pasó de miedo y pánico a ira al encontrarse el semblante de Alan Sylvasta.

Aun con esa lacónica media sonrisa fastidiosa, Nazuna no hizo ni el menor intento por frenar aquel impulsivo gesto de defensa. La mano se había proyectado hacia su rostro y podría haber dado de lleno sino fuera porque él la detuvo con diestra habilidad. Casi como si se lo hubiera esperado.

—¡¿Qué rayos estas haciendo aqui?! —Nazuna ni siquiera hizo el intento de atenuar su voz, gritando lo más fuerte que podía e intentando zafarse del agarre de Alan—¡Suéltame!

Éste solo espetó una risa corta.

—Sólo me aseguraba que hubieras regresado a salvo...—notó la mirada desencajada de la chica kitsune, por toda respuesta, le soltó—...Y antes de que se te ocurra lanzarme algo, fue Itami-san quien me lo pidió.

Nazuna contuvo un gruñido, volviendo a su forma beastman. Sus nudillos se crisparon sobre la barandilla. Se detuvo y le miró, ladeando la cabeza con descaro.

—Genial...la comadreja prefirió pedírselo al psicópata clasista antes que a cualquier otro. ¡Vaya que me siento a salvo!

Alan hizo una mueca.

—Me complace tu amabilidad, Nazuna-chan. Se nota que extrañas a Boris y su horda de adoradores descerebrados.

Nazuna se rió, entre triunfal y sorprendida por aquella respuesta tan decepcionantemente poco ingeniosa.

—Oooh...qué respuesta tan común. ¿Se nos está acabando el ingenio? —preguntó, con perversidad.

Alan palideció, pero se guardó mucho de mostrar su frustración. Sonrió, cínico.

—Puede, pero al menos a mí no se me acaba el vestuario.

Nazuna puso los ojos en blanco. El timbre tenue de su teléfono vibró repetidas veces.

¡Ah, salvada por la campana!

...o eso habría deseado, cuando sacó el aparato y apenas logró vislumbrar el número de Michiru en la pantalla. A punto de tomar la llamada, cuando Alan se lo arrebató, dejándolo en la mesita de junto.

The Fire and the FloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora