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Tanto Danna; la chica de violeta, como Dorian, habían cometido un gran error al subestimar la tarea del reactor. Parecía fácil a simple vista, bastaba con memorizar un patrón y repetirlo para accionar el artefacto, no obstante, el rumbo de la conversación se había tornado algo incómodo entre ambos y el hecho de retener en su mente aquella guía era simplemente demasiado trabajo. Si bien el rosado buscaba la forma de sentirse proactivo, le suponía un gran esfuerzo cuando solo podía pensar en la confesión de la chica.

—Me interesó desde el primer momento que lo vi—, Comenzó ella con lo que Dorian reconoció como pesar e incluso impotencia. —Pero entonces se sentó a tu lado y fue imposible acercarme a él —. Se encogió de hombros —Cuando estábamos juntos en Navegación sentí su rechazo y por ello mi reacción —. Dijo al fin, como si le hubiese supuesto gran fuerza de voluntad. Dorian no dejó de sentirse algo molesto por como ella había sido parte del complot del rojo para hacerle pasar por un momento difícil, al punto que estuvo a punto de arrepentirse de su decisión por participar en el juego.

—¿Entonces por qué tuviste que tratarme así antes? Yo ni siquiera te conocía, mucho menos a él—. Expresó su descontento, con lo cual la chica se separó del tablero para prestarle mayor atención. Esa era la razón del porqué se estaban retrasando en la tarea en un principio.

—Tenía envidia ¿Bien? además no conocía a nadie y... Lo siento, esa ni siquiera es una excusa decente—. Danna se disculpó con sinceridad, haber estado a solas con Dorian fue suficiente para entender que su crush con Corey no tenía futuro. El de negro estaba con el pelirosa y solo podía hacerse a un lado por el bien de su salud mental.

Habiendo aclarado aquellos puntos, ambos siguieron con la misión ahora más concentrados. Dorian terminó primero; entonces se percató que entre la plática con la de violeta además de su ensayo y error en torno a activar el reactor, Corey estaba tardando demasiado. No entendía que lo pudiese estar ocupando tanto tiempo, quizá sus tareas, sin embargo, las hacían juntos desde el inicio ¿Le habría pasado algo? El pensamiento enseguida lo puso alerta y quiso ir en su búsqueda.

—Saldré a buscarlos, nos encontraremos luego. Termina eso por el amor de dios—. Danna asintió rápidamente, se sentía desesperada por terminar de una buena vez su tarea, para su desgracia nadie podía ayudarla o hacerla en su lugar dado que era la regla principal del juego. El rosado salió de la sala, sin tener idea a lo que se enfrentaría.

Caminando por el pasillo que conducía hacia el ala médica, Dorian se topó con un rastro de sangre que lo descolocó por completo. Se suponía que el impostor estaba fuera de la nave, sin embargo, su instinto pocas veces fallaba y necesitaba asegurarse que lo que sea que estuviese tras esa puerta no era más que algún problema con su visión. Sus manos temblaban al momento de acceder al tablero de interruptores y su corazón se detuvo al ver a Corey sobre el cuerpo donde terminaba aquel rastro de sangre.

—Tú... ¿Qué has hecho?—. Preguntó Dorian, su voz átona y la palidez de su rostro solo eran la indicación externa de lo que en realidad no podía describir en mejores palabras que buscar una explicación a la terrible escena que presenciaba.

Corey no contaba con aquel factor sorpresa que desestabilizó su mundo. El de negro se alejó del cuerpo y retrocedió unos pocos pasos como reflejo al haber sentido una fuerza invisible empujándolo. La última vez que se mostró tan afectado por una situación así de intensa fue durante la muerte de sus padres, sin embargo, parecía que el tiempo hubiese retrocedido para recordarle todas esas malas sensaciones. El tiempo se detuvo alrededor de los chicos, el de negro no podía hablar; las palabras de pronto se esfumaron y su cerebro quedó completamente en blanco ¿Qué podía decirle? No es como si su posición estuviese lejos del tripulante asesinado, Dorian en realidad lo encontró matándolo, no podía excusarse.

Proyecto ImpostorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora