vii. La preocupación de Sulli

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De inmediato se volteó, dándoles la espalda a los chicos dormidos, y sintió que iba a tropezar contra alguna pared. Sus hijos habían estado metidos inocentemente bajo los cobertores con una división de almohadas entre ellos.

Pero el pantalón de... Algo dentro de ella se revolvió.

Sulli se sentó en la mesa de la cocina, de nuevo. No podía sacarse de la cabeza lo que había visto.

El pantalón de pijama de RenJun, en un ovillo arrugado tirado en el piso.

Se inclinó hacia atrás en la silla y exhaló lentamente. Tal vez no significaba nada. Tal vez RenJun había sido únicamente RenJun, y no pudo decidir con cual pantalón dormir, así que se trajo dos y que no había usado, terminó en el piso.

Sulli frunció el ceño. O quizá era algo más.

Sacudió la cabeza de un lado a otro. ¿Por qué, casi de pronto, se había lanzado a la conclusión de que algo estaba pasando? ¿Acaso estaba tan mal de la cabeza para pensar así sobre sus hijos? ¿O sólo era muy perceptiva?

—¿Qué han hecho? —susurró. Puso la cara en sus manos y suspiró profundamente. De seguro nada malo. Pero cualquier cosa podía ser mala, cualquier cosa podía ser muy mala.

Después de levantase con lentitud, determinó regresar a la cama a meditarlo un poco. No quería en lo mínimo dedicarle más tiempo a pensar sobre eso, pero sabía que iba a afligirse de todos modos durante los días que venían.

Tal vez, decidió, no era nada.

Regresó a su habitación con cansancio y sin mirar la sala, aún mientras pasaba por ella.

RenJun abrió un ojo. La luz del dormitorio de sus padres estaba apagada y todo estaba en silencio de nuevo.

—JaeMin —susurró.

—¿Mm? —RenJun se sentó con lentitud.

—¿Estabas dormido?

—Yo... —JaeMin abrió sus ojos, bostezando—. Tal vez

—Eso estuvo cerca —comentó el menor, permitiendo que una sonrisa se arrastrase en sus labios, pero pronto la cambió por una mueca de dolor—. Ouch.

JaeMin se despertó instantáneamente, acercándose más cerca de su hermano.

—Oh dios, ¿estás bien?

—Lo estaré —contestó RenJun, besando la nariz de su hermano —, pero quiero lavarme... y tengo hambre.

JaeMin sonrió y bajó su cabeza lo suficiente para rozar sus labios.

—¿Duele? —preguntó con voz silenciosa. RenJun asintió.

—No voy a olvidarlo —declaró—. Mañana voy a sentirlo todo el día, JaeMinnie... voy a sentir como me lo hiciste.

JaeMin tragó duro y le apretó los hombros, jalando de su cuerpo desnudo para que se levantase.

—Agarra tu pantalón, quiero lavarte.

Cerraron la puerta del baño y JaeMin viró hacia RenJun, bajándole el pantalón. El mismo que su madre había visto en el suelo, pero por supuesto, ellos no lo sabían.

—¿Para qué me lo puse de nuevo? —preguntó RenJun en tono de burla.

— En caso de que nos encontráramos con la abuela —respondió JaeMin haciendo que su hermano riera. Se arrodilló, rozando con sus labios el estómago de RenJun y haciendo que él jadeara suavemente—. Voltéate.

RenJun dudó y JaeMin deslizó sus manos por sus muslos desnudos, girándolo lentamente.

—¿Qué... estás haciendo? —preguntó. Podía sentir el cálido aliento de JaeMin en su espalda.

𝐍𝐨 𝐥𝐞 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐚 𝐦𝐚𝐦á '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora